Mariana Grajales Cuello nació el 12 de julio de 1815 en Santiago de Cuba, hija de pardos libres dominicanos que emigraron a Cuba en el siglo Diecinueve.
Con una entrega sin límites sobrepuso al amor maternal el que profesaba a la tierra que la vio nacer y supo inculcar a los hijos, devenidos legendarios guerreros en las gestas libertarias de la Isla.
Tuvo trece hijos. Los primeros cuatro fueron fruto de su matrimonio con Fructuoso Regüeiferos y los otros nueve de su unión con Marcos Maceo, padre del Titán de Bronce. De ella dijo el Apóstol José Martí al ver como se lanzaba, esquivando balas, al campo de batalla a rescatar a su hijo Antonio gravemente herido por el fuego del enemigo “Fáciles son los héroes con tales mujeres”.
Una de las más antiguas esculturas que reverencian a Mariana se ubica aquí en el emblemático Paseo Martí y allí acuden los santiagueros a expresar su admiración, al igual que sucede con la Plaza de la Revolución que lleva su nombre en la ciudad oriental de Guantánamo.
Su apelativo como Madre de la Patria reconoce ese ejemplo inspirador en la numerosa prole y sus aportes a la causa liberadora, los cuales continuaron tras establecerse en Kingston, Jamaica, donde falleció el 27 de noviembre de 1893.
Su cuerpo fue devuelto a su ciudad natal en Santiago de Cuba y sepultado en el Cementerio Santa Ifigenia el 24 de abril de 1923. A la muerte de Mariana, el Apóstol expresa: “¡Patria en la corona que deja en la tumba de Mariana Maceo, pone una palabra –Madre!”