Por Edenia Abreu Hernández
Felizmente Cuba ha recibido donaciones de equipos necesarios e indispensables en el tratamiento a pacientes positivos a la Covid- 19, ya comenzó en algunos sectores poblacionales la vacunación con Soberana 2 y estudios estadísticos muestran que más del 85 % de las personas contagiadas con la enfermedad se han recuperado satisfactoriamente, pero, sin dudas, las cifras siguen alarmando, la pandemia se ha apoderado del nuevo rebrote en la Isla, los logros alcanzados en cuanto a la contención de la enfermedad se han ido por la borda en apenas quince días y cada vez son más las víctimas que se lleva consigo la temida Covid.
Conociendo ello, me cuestiono si ya nos adaptamos a convivir con una enfermedad letal que aún es objeto de estudio para los científicos del mundo.
También me pregunto dónde quedó el temor a la pandemia y la recelada responsabilidad que todos debemos mostrar ante ello. Y me inquieta saber que nuestra población, ya envejecida, muestra cada vez más víctimas fatales entre los adultos mayores y me preocupa el cuidado que procuran las familias cubanas a los más pequeños de casa, pues con las escuelas cerradas, los más jóvenes están en las comunidades actuando al libre albedrío sin que nadie, ni los adultos a su cuidado, hagan algo al respecto.
Al querido doctor Durán ya no le alcanzan las palabras para pedirle al pueblo responsabilidad y seriedad ante la actual situación epidemiológica, pero parece que algunos se siguen empeñando en hacer caso omiso a sus reclamos.
Las escuelas se cierran para evitar contagios, no para que los niños estén todo el día en la calle jugando porque, según los mayores, “tienen que entretenerse en algo”. Creo que mantener ocupados a los más jóvenes es una tarea que bien se puede hacer desde casa; y para eso hay varias formas efectivas comenzando por las teleclases, que bastante le han costado a quienes tienen la responsabilidad de ofrecerlas.
Últimamente, la incidencia de las indisciplinas sociales y las violaciones de las normas sanitarias han influido directamente en el incremento considerable de los casos autóctonos y la propagación de la enfermedad por todo el territorio nacional, lo que a su vez ha traído consigo el preocupante aumento del número de pacientes graves y críticos en los centros hospitalarios habilitados para la atención de casos positivos.
En estos tiempos el cuidado familiar adquiere mayor protagonismo, tenemos que entender que, en un nuevo y complejo contexto cubano de ordenamiento monetario, muchos se han visto obligados a disminuir sus capacidades productivas y laborales, han renunciado a sus vidas acostumbradas y se han mantenido en aislamiento, en aras de proteger a los suyos para ayudar en la contención de este rebrote.
Hoy se hace necesario elevar aún más la percepción de riesgo y cumplir con las medidas de protección establecidas para evitar la transmisión de la enfermedad y contener el lamentable episodio de rebrote que vive el país. Hagamos cada uno nuestro aporte, seamos agentes de cambio y procuremos ser disciplinados.
No permitamos que se haga costumbre convivir con un virus letal, juntemos esfuerzos para resurgir positivamente en una #CUBAVIVA.