Por Ivón Muñoz, especialista Grupo de Organización y Recuperación de la Información, Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación
Las universidades surgen a mediados del siglo XII y se consolidan definitivamente en el XIII. Es a partir de ahí que comienzan a fundarse las primeras bibliotecas universitarias, destinadas básicamente a suministrarles libros a estudiantes y profesores.
Sin embargo, con el paso de los años se fue transformando la concepción de la biblioteca, y en lugar de limitarse a ser tesorera de las colecciones de libros, inicialmente en manos de los monjes eclesiásticos, se erigió como proveedora de información y de estudios laicos.
Con el transcurso de los siglos, las bibliotecas no han dejado de ser un importante espacio dentro de las instituciones universitarias. La Biblioteca Universitaria está concebida como una base de integración, donde los recursos de información tanto tradicional como virtual, conjuntamente con la gestión del bibliotecario en la búsqueda de información, tributan al desarrollo de conocimientos; así, la BU se convierte en propulsor de la producción científico-universitario.
El bibliotecario tiene la tarea de facilitar los recursos con que cuenta la biblioteca universitaria, debe guiar al usuario en la selección del documento, o suministrarle la información que este necesita para su futura labor profesional e investigativa. Pero además, el bibliotecario tiene el cometido de coordinar el trabajo de la biblioteca con el de otros departamentos de la escuela, universidad u organismo destinado a la investigación, y con las bibliotecas de diversas instituciones de la ciudad, provincia, o gobierno.
Por ello, puede plantearse que la biblioteca universitaria ha dejado de ser un lugar donde se almacenan pasivamente los documentos, para convertirse en un «ser vivo», un ente dinámico que ofrece varios servicios.
En las universidades, la biblioteca juega un papel fundamental, el aseguramiento de los recursos de información necesarios está disponible para los alumnos, profesores e investigadores, y estos a su vez van generando nuevos conocimientos en la investigación y creación de nuevos valores, se necesita reorganizar y transformar la dinámica de trabajo pasando del modelo tradicional al de gestión del conocimiento, incluyendo el desarrollo de servicios y productos, además de incrementar paulatinamente los servicios de valor agregado con el uso de las tecnologías de la información a toda la comunidad universitaria.
En las universidades, la biblioteca es el centro principal de aseguramiento de todas las funciones universitarias, es el espacio donde se organizan los recursos de información necesarios para la generación de nuevos conocimientos.
Las Bibliotecas Universitarias son de suma importancia en la formación de los futuros profesionales e investigadores del país, y al desarrollo que han alcanzado los sistemas de información como eslabón necesario para la gestión de la información, el conocimiento y el aprendizaje, con el objetivo de difundir el conocimiento de la labor de las funciones de la BU en el escenario de su transformación en una industria de conocimientos ante los nuevos retos del siglo XXI.