Por Edenia Abreu Hernández
En un frasco de Abdala está todo el amor al terruño del pueblo cubano.
En un frasco de Abdala está toda la esperanza de un pueblo que añora la vuelta a la antigua normalidad.
En un frasco de Abdala está el orgullo por los científicos cubanos.
En un frasco de Abdala está la valentía de todos los que se han sumado a las labores de apoyo en Hospitales de Campaña.
En un frasco de Abdala está la humanidad que caracteriza a los cubanos.
En un frasco de Abdala está el alma del doctor Francisco Duran García.
En un frasco de Abdala está el trabajo interminable de miles de personas.
En un frasco de Abdala está la fe los cubanos.
En un frasco de Abdala está la protección que nos impulsará a una vida más segura.
En un frasco de Abdala está la felicidad de todos.
En un frasco de Abdala está la añoranza de la presencialidad en actividades sociales.
En un frasco de Abdala está la ciencia cubana.
En un frasco de Abdala está el triunfo de una Revolución.
En un frasco de Abdala está el esfuerzo por contener la pandemia.
En un frasco de Abdala está la confianza de un país.
En un frasco de Abdala está el temor con el que se ha vivido por más de un año.
En un frasco de Abdala está el heroísmo de quienes se enfrentan a un virus mortal escudados por caretas y trajes de protección.
En un frasco de Abdala están las lágrimas de aquellos que perdieron a seres queridos a causa de las complicaciones ocasionadas por la Covid-19.
En un frasco de Abdala están los inagotables aplausos nocturnos que agradecen la entrega del personal de la salud.
En un frasco de Abdala están los desvelos de todos los implicados en la ardua tarea de mantener en pie a todo un país.
En un frasco de Abdala están las distancias que nos ha separado y a la vez nos ha unido más que nunca.
En un frasco de Abdala está la alabanza.
En un frasco de Abdala está el beso.