Por Glendy Hera
Mujeres, jóvenes, hombres, intelectuales, obreros salieron a las calles el 11 de julio. Todos con una visión individual de #Cuba, con una verdad aprendida por experiencias personales o construida por las redes sociales.
No es la intención de este post callar la verdad ni los motivos de nadie para salir a las calles; creo en el derecho de todxs a ser escuchados y en el bien que le haría a nuestro país seguir construyendo un futuro entre los que decidieron quedarse y no huir.
El motivo de esta publicación es alertar sobre el otro lado de las protestas en Cuba. No todas fueron pacíficas, no todas fueron bien intencionadas, no todas llamaron a una reflexión necesaria para mejorar la casa grande.
Es un llamado a la cordura de los que se escudan en la verdad que esconden los medios de prensa en Cuba y, aun sin haber sido protagonistas de los gritos en contra de la «dictadura» en las calles o en las redes piensan que todo lo que se dice desde acá es falso y la verdad absoluta la muestran al mundo cubanos «comprometidos» con un cambio social y político fuera de la Isla.
Este perfil lo encontré siguiendo los hilos de quienes comentan de manera negativa y radical en mi perfil. El hallazgo, lejos de ser esperanzador(esperé encontrar el clamor del cambio desde la sensatez), fue terrorífico.
Violencia, linchamientos, destrucción de autos policiales o de turismo, «recetas» para hacer cócteles Molotov…son una parte de los contenidos compartidos con cientos de usuarios que responden que esta es la única vía para el entendimiento.
Querer esta Cuba no es revolucionario, incitar a la violencia entre hermanos es un crimen y más cuando no se da la cara. El algoritmo de Facebook debería bloquear más cuentas como esta y menos de periodistas nuestros.
Es una alerta, ahora denuncien.