Por Edenia Abreu Hernández
Muchas cosas han cambiado durante este interminable período de pandemia, entre ellas, la apreciación del tiempo.
Por poco más de un año se ha vivido una época inquieta. A veces parece que el día no avanza, pero cuando lo hace y miramos atrás notamos que se ha escapado en un instante. Últimamente se escucha mucho decir a las personas que el 2020 pasó volando, pero, en realidad mientras estuvimos transitando por él, nos parecía interminable y angustiante la espera hasta los últimos días del añorado diciembre, deseando que toda esta etapa simplemente pasara y quedara atrás.
Parecen jornadas sin fin las que se viven en una etapa epidémica porque estamos conviviendo en días muy semejantes, desarrollando actividades casi en un único lugar y viendo a las mismas personas cada día. Durante este periodo se ha creado una especie de monotonía que al principio agradecíamos, porque nunca estaba a nuestro alcance ese tiempo de descanso o de atender otras cuestiones en el hogar, pero, pasado un año, la rutina ya agobia a muchos y entorpece a otros.
La realidad es que el coronavirus supuso para todos un antes y un después. Al principio estar confinados era relativamente bueno por determinados aspectos, hoy ya pedimos a gritos recuperar nuestras actividades de ocio y las relaciones sociales que ello conlleva.
En relación a ello he notado que por estos días todo nuestro tiempo parece girar en torno a la espera de una vacuna que mejore o termine con esta angustiosa situación. Cada día nos dedicamos a contar los meses que quedan para que toda la población quede finalmente inmunizada y esta compleja etapa quede en el pasado, aunque no en el olvido.
Por ello no debemos zanjar ahora y quebrantar los cimientos. Es tiempo de cuidarnos más y llegar sanos a la vacuna de la esperanza. Dicen nuestros abuelos que, si no le hacemos caso al tiempo, transcurrirá más rápido. Así que tratemos de mantenernos ocupados con cosas que nos motiven y nos alejen del dilema de contar el tiempo que queda para mejorar o para ver a nuestros seres queridos.
Si seguimos cuidándonos y buscamos cada día un sentido para seguir viviendo seguramente el futuro nos sorprenderá con un nuevo rostro de porvenir.
