Por Edenia Abreu Hernández
Por estos días y de manera virtual se desarrolla en la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca” la acreditación de dos programas de posgrado que debieron acreditarse en el año 2020, pero producto de la expansión por el territorio nacional de la pandemia por coronavirus, se pospuso su realización.
El programa de Doctorado en Ciencias de la Educación del Centro de Estudios de Ciencias de la Educación de Pinar del Río (CECEPRI) y la Especialidad en Contabilidad y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (FCEE) están siendo sometidos actualmente a la evaluación externa por la Junta de Acreditación Nacional (JAN).
Calidad en los procesos
Si hablamos de calidad de procesos en la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca” es necesario conversar con la Dr. C Mayra Carmona González, Directora de la Dirección de Calidad en el centro.
“La JAN decidió hacer el proceso online para no retrasarlo más y para eso fue necesario enviar, desde enero de 2020, un grupo de documentos para su revisión previa. En esta ocasión una de las condiciones exigidas era digitalizar todas las evidencias que respaldaran los aspectos que se solicitan en los informes de autoevaluación”, explicó Carmona González.
“Nuestra voluntad y la de la Universidad de manera general, es poder mantener las categorías de acreditación. Para ello se están realizando intercambios por videoconferencia entre las comisiones evaluadoras y miembros de comité académico, directivos, empleadores, egresados de los programas, doctorandos y tutores”, agregó.
Nuevos retos de la virtualidad
“La experiencia de este año es retadora, es muy diferente a realizar una acreditación de manera presencial porque se limita el intercambio. Las vivencias interpersonales se pierden con la modalidad virtual y eso es algo muy valioso para una acreditación, pero lamentablemente la pandemia así lo impuso. Para que el proceso se desarrolle de la mejor manera posible es necesario tener buenas dosis de tolerancia y flexibilidad, porque todos estamos enfrascados en un objetivo común, acceder a la información necesaria para evaluar el programa”, así expresó la Dr. C Mayra Ordaz Hernández, coordinadora del Doctorado en Ciencias de la Educación.
El programa, que se acredita cada nueve años, representa un reconocimiento que brinda la JAN a las instituciones de Educación Superior cubanas. Las categorías logradas hasta el momento en los programas de nuestra Universidad, hablan mucho a favor de la gestión de los profesores y estudiantes que se forman como parte del programa. Así se demuestra la calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje, lo que representa todo un orgullo.
Al respecto Ordaz Hernández comentó:
“Este proceso es joven, todos estamos aprendiendo y por eso siempre es perfectible. Es agotador porque ya no somos las personas los protagonistas del proceso, sino las tecnologías que soportan el intercambio y estas, en ocasiones, pueden jugarnos malas pasadas”
“Esta experiencia me ha servido para comprobar cuanto apoya la Universidad a este programa de doctorado. Innumerables pruebas lo demuestran así y me satisface mucho el saber que todos se implican en el esfuerzo por mantener la categoría de excelencia”, añadió.
Haciendo un recuento en sus experiencias como coordinadora del programa, la consagrada profesora reconoce que su mayor satisfacción tiene que ver con ese pequeño granito que ponen los educadores del centro en el camino de sus doctorandos para que logren sus objetivos.
“Saber que cursar el programa de doctorado es una experiencia enriquecedora para los estudiantes y ver cuánto disfrutan las familias del momento en que logran sus metas, gratifica mucho”, concluyó.
La colaboración como soporte para procesos online
Para la MS. c Nigdalys Figueroa Sierra, Coordinadora de la Especialidad en Contabilidad y Finanzas, someterse a un proceso virtual de acreditación ha sido, hasta el momento, una experiencia novedosa y enriquecedora, pero también bastante difícil.
“Este proceso ha sido sumamente agotador porque impone muchos retos, el primero, lograr a través de entornos virtuales una positiva comunicación con el comité de evaluadores y con todos los involucrados en la acreditación de la especialidad”, explicó Figueroa Sierra.
La compleja situación epidemiológica que enfrenta nuestra provincia ha requerido de una restricción en cuanto a la movilidad de los ciudadanos, aspecto que sin dudas obstaculiza el buen desenvolvimiento del proceso de acreditación.
“La especialidad cuenta con 38 egresados y 33 cursistas y ha sido ardua la tarea de reunir a esas personas en los mementos en que el asunto lo ha requerido. La situación del territorio se ha complejizado cada vez más en estos últimos tiempos e incluso algunas de las personas necesarias en esta tarea se pueden encontrar en situación de aislamiento, eso les imposibilita presenciarse y enviar los documentos precisos para seguir con el proceso”, añadió.
A pesar de los retos que implica realizar una evaluación externa de manera virtual, la profesora Nigdalys Figueroa asegura que la colaboración entre todas las personas participantes es la clave para lograr el éxito en esta acreditación que aún no termina.
“Mi mayor satisfacción como profesora coordinadora es sentir el apoyo y los deseos de cooperación en el proceso por parte de cursistas, egresados, directivos y empleadores. Quiero agradecer especialmente a las profesoras Miladys Garrido Cervera y María de Jesús Ribet por su esfuerzo durante todos estos días. Eso siempre se agradece mucho”, finalizó.