Por Edenia Abreu Hernández
A la simpática Annalie Tapia Velázquez, estudiante de tercer año de la carrera Ingeniería Agrónoma en nuestra Casa de Altos Estudios, la conocí cuando compartimos, hace un tiempo, como voluntarias para el trabajo en el Centro de Aislamiento de la Sede Hermanos Saíz.
Recientemente supe que de nuevo se había incorporado a trabajar allí y me quedé sorpendida, no porque no creyera que fuera a hacerlo nuevamente, sino porque pude corroborar su entrega escondida tras máscaras de chistes y su valor para enfrentar una vez más al virus que tristemente ya habitó en ella.
Resulta que esta joven estuvo, hace ya algún tiempo, positiva a la Covid 19 y felizmente revasó la enfermedad sin complicaciones, por eso, reconozco su osadía al seguir combatiendo a esta aparente inacabable pandemia.
Dos ocasiones suma ya en Zona Roja, siempre entregada, con el mejor de los ánimos, a atender a quienes ahora se encuentran en la misma situación por la que en un momento ya ella pasó.
“Me atreví a entrar al Hospital de Campaña porque ya yo viví una experiencia similar, quería ayudar a las personas a sobrellevar lo mejor posible la compleja situación en la que uno se encuentra cuando está ingresado. Me veo reflejada en cada persona que sale de allí positiva y sé del miedo y la incertidumbre que se apodera del cuerpo porque yo también estaba sola cuando recibí esa noticia y no hacía mas que pensar en cuantos familiares podria haber contagiado”
“Ambas experiencias han sido diferentes para mí, la primera vez que estuve allí habían niños y el trabajo se vuelve más sensible, ahora solo hay adultos y en algunos casos se sobrellevan mejor las malas noticias. Lo que si sigue siendo como en mi primera vez es la atención de los profes que están al frente del centro, ellos, al igual que los médicos y enfermeras, siempre están al pendiente de nosotros y de lo que nos hace falta para sobrellevar los días de trabajo y eso se agradece muchísimo”.
Junto a ella e igualmente en ambas ocasiones ha trabajado el MSc Yosbel Ganges Alonso, profesor del Departamento Carrera Agronomía, quien en su doble experiencia ha asumido la responsabilidad de dirigir al grupo de trabajo con el que se han icorporado a las complejísimas acciones que se realizan durante todo el día en una Zona Roja.
Mientras trabajé con él también tuve la oportunidad de conocer su historia y por eso tiene, para mí, un valor agregado el hecho de que este recién estrenado máster, se enfrente nuevamente y con las mismas energías, a la pandemia que durante un tiempo mantuvo a su familia viviendo una de las experiencias más amargas e inimaginables.
Ya casi se cumplirá un año de los sucesos, pero para Yosbel el temor de aquellos momentos sigue estando ahí para recordarle la importancia el autocuidado.
“A finales del mes de octubre se enfermó primero mi abuelo y fue el peor momento porque resultó positivo a la Covid 19 y por sus padecimientos lo trasladaron varias veces de hospital. Mi mamá, que era su acompañante, salió positiva días después, luego mis tíos y por último mi papá, solo yo quedé libre de la infección. Aquellos fueron los 35 días más duros y largos de mi vida”.
“Para mí, estar nuevamnete en un Centro de Aislamiento es difícil, pero estas veces, he estado del lado de quienes ayudan a todo aquel que llega allí necesitado, tanto como lo estuve yo en su momento. Creo que el éxito, en cuanto a control de la pandemia, que se ha logrado en la provincia (aunque aun es insuficiente) mucho tiene que ver con la activa colaboración de los cientos de profesores y estudiantes que como tú y como yo hemos estado dispuestos a vivir cerca de la pandemia para combatirla”.
Para estos jóvenes la positividad, más allá de la enfermedad, ha sido la bandera para enfrentar a ese virus que ahora nos asecha más que nunca. El valor que por dentro llevan, aunque no lo reconozcan como tal, hizo que coincidiéramos en el mismo espacio.
Yo, como siempre, agradecida de tener en mi vida a esas personas que florecen en medio de las tempestades y que llevan por escudo el valor que les imprime su espíritu positivo.