Por Edenia Abreu Hernández
Un aniversario más del otorgamiento del Título de Ciudad a mi querido Pinar del Río llega en este 2021 en el momento más difícil que ha vivido la Cenicienta de Cuba en sus ya 154 años.
El incremento sostenido de casos positivos a la Covid 19 hace que la ciudad viva hoy un escenario triste al que quizás nunca se esperó llegar. Ni las medidas restrictivas puestas en funcionamiento desde hace meses, ni el cumplimiento obligatorio de pasos podálicos, ni el acercamiento de recursos a las comunidades han podido frenar la expansión de un virus que hace de Pinar transitar por un silencio aterrador.
Las cifras de fallecidos lamentablemente han aumentado, los infantes ya casi no escapan del contagio y la vacuna apenas comienza a hacer efecto en la población que ya goza de tenerla en su cuerpo. Este es el segundo aniversario de la ciudad en condiciones de pandemia, pero sin dudas las cifras alcanzadas en este año superan por mucho a las que ya se veían alarmantes en el pasado 2020.
Pero a pesar del aire cargado de preocupaciones que se respira por estos días, los pinareños no perdemos nuestra valía, nuestros valores culturales, la laboriosidad y la hospitalidad que nos caracteriza, además de las tradiciones combativas, esas que en su momento, allá por 1867, le permitió a la urbe la jerarquía requerida para convertirse en la capital de la provincia de Pinar del Río y que hoy, nos llevará a resistir y salir victoriosos ante una epidemia mundial.
Porque ya lo dijo Rubén Martínez Villena: “ si alguien quiere entender el carácter cubano, tiene que conocer al guajiro de Pinar del Río, su ciudad”.
Rodeada por tierras de tabaco, cultivo emblemático de Vueltabajo, los lugareños seguimos sintiendo ese orgullo por el terruño que ha alcanzado reconocimiento mundial, también por el sello tradicional que nos aporta la emblemática Guayabita del Pinar.
Esta vez tampoco saldremos a la calle a festejar como en tiempos antaños pero aún así mi Pinar sigue adelante, sigue retando al tiempo y se sostiene en pie, rodeada del amor de sus hijos que, en la distancia, celebran un cumpleaños más de la aún joven Cenicienta.
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