Por: India Alejandra González Molina
Este 4 de abril del 2024 se celebran 62 años de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Pese a ser ya sexagenaria, es esta una organización que conserva su ímpetu y las ganas de hacer. Representa a los jóvenes de una Cuba que en este difícil contexto lucha por reinventarse a sí misma, encontrar nuevos caminos en los que seguir construyendo el futuro mejor al que aspiramos y mantener vigentes aquellos valores que la historia junto a sus protagonistas, nos legaron.
Desde el día 2 del presente mes se celebra en La Habana el XII Congreso de la UJC con la participación de delegados de todas las provincias del país. Entre los que llegaron de Pinar del Río, se encuentra Carlos Ariel Abreu Cordero, Licenciado en Educación Pedagogía-Psicología y que actualmente cumple con la responsabilidad de ser Secretario General del Comité de la UJC en la nuestra casa de altos estudios.
Para él este Congreso tiene una significación especial pues recibió la Bandera de Honor que otorgó el Consejo de Estado de la República de Cuba a propuesta del Comité Nacional de la UJC a la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, lo que constituye un gran honor para la institución educativa y todas las personas que en y por ella trabajan.
Sin embargo, es también motivo para continuar perfeccionando lo hasta ahora hecho. Respecto a los desafíos que el ahora demanda, Abreu Cordero, comenta que uno de los principales es: “seguir influyendo ideológicamente en la conciencia de nuestra juventud, en el logro de una formación integral y en la participación colectiva de todos para la transformación del país.”
Además, conseguir que la organización sea más funcional y motivadora, aumentar la cercanía con los jóvenes de diferentes puntos de vista y mantener la preparación continúa de los que ya militan en nuestras filas.
Respecto a la importancia del trabajo de la UJC en la Universidad asegura que acá, el accionar de esta se vuelva imprescindible, porque al ser un centro de formación profesional, lleva implícito la gestión de acciones, la conformación de actividades que apoyen los procesos sustantivos (docencia, investigación y extensión) y a su vez contribuya a la excelencia de los mismos.
Vale resaltar que la Juventud no atiende solo a sus miembros sino a cada joven, pues en su quehacer vela por el funcionamiento de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), el Movimiento Juvenil Martiano y las Brigadas Técnicas Juveniles.
Cuando refiere la relación entre la UJC y los universitarios, declara:
“Hoy se asiste a un momento en el que la apatía y la desmotivación vive en muchos de nuestros muchachos, y sus inconformidades legítimas han de ser atendidas. Poco a poco se avanza en eso y en la conducción de la masa; hay una mayor visibilidad y reconocimiento al trabajo de la organización por parte de la comunidad universitaria. Es tarea nuestra establecer diálogos y acciones con públicos diversos de nuestra institución, dándole sus espacios.”
En cuanto a los propósitos para este año, está el continuar exigiendo a los dirigentes de base y militantes por su continuo y necesario ejemplo personal, conjugado con una comunicación asertiva. Insistir en conocer a fondo lo que piensan los jóvenes, sus gustos, preferencias y referentes con el objetivo de acercarlos a la UJC.
“Otra proyección es continuar transformando el diseño y realización de actividades, acciones, en las que se conjuguen la recreación sana con el conocimiento de la historia local y nacional. La organización, los movimientos juveniles y la FEU deben ganar espacio en las comunidades, hacerse sentir no solo desde el arte sino desde el acompañamiento psicosocial, en la integración del trabajo comunitario”.
Queda claro que, si bien aún falta mucho por hacer, existe disposición y conciencia de un cambio que nos convoca a todos. Encontremos en los reconocimientos a lo ya hecho y en las ganas de un futuro mejor, los motivos para la celebración que implica el cuarto día del cuarto mes.
