Bienvenidos al nuevo sitio de noticias de la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca»
Entérese Entrevista Graduaciones

La sabiduría que florece: la inolvidable lección de Marisel Piñeiro Gómez

Escrito por dcom

La mejor graduada de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor de la Universidad de Pinar del Río demuestra que la edad no es límite para el aprendizaje, y su historia refleja la importancia de la educación continua en una Cuba.

Por: Marcos Miguel Escribano Nápoles

A sus años de jubilada, cuando muchos considerarían que es momento de descansar, Marisel Piñeiro Gómez decidió que era el momento perfecto para retomar los estudios. Reconocida como la mejor graduada de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (CUAM) de la Universidad de Pinar del Río, su nombre simboliza el anhelo de más de 115 000 cubanos mayores que han pasado por las aulas de este programa nacional desde su fundación en 2000. Con su ejemplo, Marisel demuestra que la superación personal no reconoce edad, y que la educación, como proclama la política cultural de la Revolución, es un derecho a lo largo de toda la vida.

«Desde 2005 sabía que existía la cátedra —confiesa—, pero entonces todavía trabajaba. Ya jubilada, un amigo me invitó y acepté ‘por complacerlo’». En esa respuesta late el pudor criollo de quien resta importancia a sus hazañas. Sin embargo, basta conversar unos minutos para entender que, más que complacer, Marisel decidió reconquistar la vida.Primeras señales del camino.

Para muchos adultos mayores, la jubilación abre puertas al ocio o, peor, al aislamiento. Ella eligió lo contrario. «Mi hija me incentivó para que me relacionara, porque la mayor parte del tiempo lo pasaba en casa», recuerda.

Así, entre los corredores de la Universidad y la complicidad familiar, se fue tejiendo una rutina nueva: clases de cultura cubana, talleres de salud física, lecturas de Martí, caminatas por el campus.»

Combiné mis responsabilidades con el rigor académico fácilmente, porque priorizo lo que es más importante en cada momento», explica. Su fórmula encierra disciplina y pasión. No en balde, seis décadas antes ejerció el magisterio: la vocación por el estudio correle por las venas.

La alumna

En las aulas de la CUAM, Marisel reencontró también a la maestra que fue. «La estimulación constante de mi profesora me condujo a reforzar mi estudio independiente», cuenta. Entonces, sus libretas comenzaron a llenarse de reflexiones que cruzaban la Biblia con la ciencia, la memoria personal con los retos de la vejez.

El programa —coordinado por la Máster Bárbara Lina Licor La Bastida— combina módulos de desarrollo humano, cultura contemporánea y educación para la salud. «Nos preparan para vivir en nuevos contextos, con nuestras debilidades y experiencias», resume la graduada. De ahí que un día se hable de danza cubana y al siguiente se discuta sobre nutrición o estrés.

La fuerza de los valores

Si algo repite Marisel es la palabra patria. «El patriotismo es esencial porque en él se resume identidad y tradiciones para la unidad y el progreso de la comunidad», afirma sin titubeos. A su juicio, valores como la solidaridad, la gratitud y la responsabilidad cimentan el éxito de la CUAM, pero la raíz —asegura— está en sentirnos cubanos, hijos de una misma historia.

Ese sentido de pertenencia también se respira en la institución. Destaca, por ejemplo, «el gran sentido de pertenencia de la coordinadora y de los instructores» que acompañan cada actividad. Allí nadie es huésped: todos son cursistas, amigos, familia.

Aprender para servir

Convertir el conocimiento en servicio social es la meta siguiente. «Los conocimientos adquiridos los multiplicaré en mi comunidad, incrementando las relaciones con los adultos mayores para fortalecer su salud mental y emocional», promete. Ya planea concursos infantiles sobre cómo ayudar a los abuelos y visitas regulares al hogar de ancianos Luz Aldíbar.

La iniciativa recuerda la definición martiana del amor como unidad, ese puente que enlaza generaciones. De hecho, cuando se le pregunta qué enseñanza compartiría con los universitarios más jóvenes, responde sin rodeos: «Que nunca es tarde para estudiar y transmitir a otros lo que sabemos en función del mejoramiento humano».

Un Estado que acompaña

En Cuba, el derecho al estudio cobra fuerza especial en la tercera edad. «Me parece reconfortante que el Estado garantice el derecho a estudiar, corroborando así su voluntad política para con este sector», reflexiona.

Para ella, la CUAM es un peldaño más en la larga escalinata de la educación gratuita y universal.Bienestar que se irradiaLa transformación no es solo intelectual. «Ha sido una vía para combatir el aislamiento, mejorar la autoestima y mantener una mente activa», confiesa sobre su bienestar físico y emocional. A las caminatas se sumaron nuevas amistades. La risa —esa vitamina imprescindible— volvió a ser cotidiana.

¿Y después del diploma?

Contrario a lo que muchos esperarían, no anhela volver al aula como profesora a tiempo completo. «No tengo planes de reincorporarme a la vida laboral, pero estaré donde pueda ayudar y me necesiten en los cursos de la CUAM», aclara. Su vocación hoy pasa por acompañar tesis, ofrecer charlas y, sobre todo, tender la mano a quien dude.

A los que aún vacilan en matricularse les lanza un reto con picardía oriental: «Que no pierdan tiempo. Estos cursos rejuvenecen y te impregnan felicidad». En ese consejo se condensa la convicción de que cada día puede ser el primero.

Gratitudes y epílogo

Marisel cuenta sus logros como una orquesta donde cada instrumento fue decisivo. Agradece al departamento de Extensión Universitaria, al personal de arte que animó las clases y a los estudiantes de la FEU que intercambiaron con los “abuelos”. Pero su mirada se vuelve cristalina al nombrar a la profesora Bárbara Lina: la guía, la aliento, la amiga.

Antes de despedirse, levanta el diploma una vez más —quizá para convencerse de que no es sueño— y susurra: «Este reconocimiento ha fortalecido mi compromiso y sentido de pertenencia». Bastan esas palabras para entender que la alumna seguirá andando los pasillos del saber.

Próximo paso: la comunidad la espera; los niños del barrio también.

Y mientras los años intentan marcar su paso, Marisel Piñeiro Gómez responde con la lección que todos deberíamos tatuar en la memoria: vivir es, sobre todo, aprender..

Acerca del autor

dcom

VREURI

Dejar un comentario