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Crónicas en Zona Roja: Final

Escrito por dcom

Por Osbel Benítez Polo (tomado de su perfil de Fb)

Ya casi concluye la estancia en el hospital de campaña de la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca» y han quedado muchas anécdotas, muchos recuerdos, muchos sentimientos encontrados.

Primero la experiencia en zona roja es algo por lo que debía pasar. Segundo la satisfacción del deber cumplido, de aportarle a Cuba y a mi casa de altos estudios, donde terminé de formar mis convicciones revolucionarias. Tercero por el sentido del deber.

¿Qué puede pasar aquí adentro? Todo, desde tener ante ti un caso positivo asintomático y no saberlo, hasta vivir la desesperanza de los que atiendes en carne propia. Experimentas el gran sentido de vocación con el cuál te educaron. Y lo más importante haces una familia inmesa con tus colegas de labores y los nuevos compañeros que conces en el cumplimiento de esta misión.

A Benito no lo conocía, es profesor de geografía, trabaja en el Centro de estudios de las ciencias de la educación superior CECES. Benito es un tipo serio, pero con un sentido de pertenencia por el trabajo tremendo, con un compromiso con este país inmensos, valió la pena conocerlo.

Leonardo y Yusniel, son profesores de la sede pedagógica. El primero recién graduado de licenciatura en Electricidad, el segundo en Construcción. Dos sanjuaneros que aún con temores, como todos le dieron el frente a la enfermedad, trabajaban con amor y se convirtieron en esa parte humorista del grupo, tan necesria para estos momentos estresantes.

Laureano y Dayessi, dos de los 8 valientes. El primero profesor recién graduado de Agronomía, un cubano de esos que tiene la risa y la ocurrencia a flor de piel. Fue mi alumno hace algunos años y cuando nos vimos gritó: «Figura, tu aquí, verdad que tu no cambias». Y tu tampoco figura, le respondí. Es un joven que vino aquí por el compromiso gigantesco con su gente.

Dayesssi es la estudiante de Derecho, al principio parecía ingenua, pero de eso nada, es más viva que otra cosa, nos salvó la vida en este período de aislamiento. Sin sus ocurrencias, sus torpezas a propósito para hacernos reír, y ese apetito amplio, en especial por el helado, tal vez no hubiera sido igual la estancia.

Ramón y Triana cierran el grupo. El primero nos coordinó todas las tareas, lideró muy bien al grupo, forjó la familia que somos, logró que el tiempo aquí fuera completo dedicado al servicio. Triana es mi hermano de años, profesor de la carrera forestal igual que yo, aunque ya no esté directamente en el aula. Con él tuve que cargar una cantidad de alimentos enormes desde la primera hasta la 5 planta; 100 escalones que nos parecían interminables. Con Triana y el resto del equipo, vivimos experiencias que nos han hecho mejores seres humanos.

Cuando esto pase, tendremos muchas anécdotas para transmitirle a nuestros alumnos, amigos y familiares, será siempre una buena oportunidad para agradecer haber vivido la experiencia.

Gracias a todos los que hicieron posible esta empresa. Eusebio, representante del gobierno, José, decano de la Facultad de Ciencias Económica y Empresariales, Yorki, nuestro rector, a Wilfredo, nuestro decano. Y a todos los que estuvieron siempre con sus buenos deseos apoyando desde la distancia.

Vivir en zona roja ha sido difícil, pero créanme valió la pena servir; porque Quién no vive para servir, no sirve para vivir”.

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