Por MS.c. Luis Pérez González, miembro de la UNEAC
¡Cómo dejar que pase por alto esta fecha si la necesitamos tanto en momentos como este! Esta reflexión fue la que me hizo “tomar por asalto” el teclado de mi computadora para escribir sobre la poesía algunas ideas que estoy convencido ya han sido dichas, pero no por eso dejan de tener una significación siempre primordial para el ser humano. El propio Martí afirmó sin titubeos que esta era tan importante para los pueblos como la industria misma. Y es que una y otra resultan esenciales para que la vida humana pueda ser plena y feliz: la poesía es, digamos, el alimento espiritual indispensable y la industria viene a convertirse como en la garantía del progreso.
Fue la UNESCO en el año 1999, en París, el organismo que decidió proclamar cada 21 de marzo como fecha para esta celebración, pues coincide con el equinoccio de primavera para el hemisferio septentrional. El propósito fundamental fue la promoción de la poesía como manifestación creativa de la diversidad, en tanto la definen un modo muy peculiar y único de emplear las palabras y percibir la realidad. Yo diría que consigue comunicar de una manera sutil y le exige al lector descubrir lo que parece que se le puede escapar.
Los teóricos de la literatura coinciden por lo general en verla como un género literario, a través del cual el hombre ha sido capaz de expresar pensamientos, sentimientos y emociones, empleando para ello un lenguaje lleno de belleza y matices. Por tal razón, la función estética o artística de este logra niveles muy altos, aunque cada poeta es en sí mismo un universo muy personal e irrepetible.
También por eso se piensa que el lenguaje figurado, traslaticio o tropológico constituye su característica principal, es decir, la abundante presencia de recursos tales como la metáfora, la imagen y el símil. Claro, en dependencia del tipo de poesía, ya sea lírica, épica, dramática o vanguardista.
Sus orígenes se remontan a los inicios mismos de la humanidad y ha resultado como la almohada o bálsamo para hombres y mujeres de las distintas épocas que han podido contarla como compañera inseparable, pues penetra en nuestras almas para hacernos crecer y enriquecernos con sensibilidad exacerbada y placer inigualable.
Tantos y tantos han sido los poetas famosos que han trascendido sus propias épocas para entregarnos un mensaje universal: el del amor y la bondad, el de la consagración y la humildad, el de la realización y la felicidad. En torno a ella los idiomas, como por encanto y magia, se unen para conformar la gran orquesta de lo sublime y lo grande, porque en última instancia la poesía está tanto en el verso como en la prosa, o mejor, en la vida misma según la actitud con que la asumamos.
Leer poesía nos ennoblece y nos salva: nos hace mejores. Por eso, es una receta que estoy seguro será oportuna para estos tiempos de pandemia tan llenos de incertidumbre. Prefiero que sean dos voces poéticas las que cierren estas reflexiones rápidas: dijo Bécquer que “siempre habrá poesía” y aseveró Guillén que “la mañana se anuncia con un trino”.