Por Edenia Abreu Hernández
Durante la primera etapa de la Revolución Cubana, se tomaron varias medidas en beneficio de la población, entre ellas, una de las más trascendentales fue la Ley de Reforma Agraria, firmada el 17 de mayo de 1959 y, en consonancia, en esa fecha se celebra el día del Campesino Cubano.
Hoy cuando se cumplen 62 años de la firma de tan significativa legislación se puede afirmar que su alcance es aún mayor, pues ya no se limita a que los campesinos tengan tierra y la trabajen, sino que estos se integren a la ciencia para lograr mayores y mejores producciones.
Sobre el tema bien conoce el joven Adrián Robaina García, estudiante de cuarto año de la carrera Ingeniería Agrónoma en la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”.
“Mi familia es agricultora de siempre, lo fue mi abuelo, mi papá y ahora yo. Desde bien pequeño estoy viendo como es el trabajo en la tierra y me vinculé siempre a todo lo que hacia mi papá en la finca porque el también estudió Agronomía en la universidad en la que hoy me preparo”, expresó
En una finca en el municipio Los Palacios, Adrián y su familia laboran incansablemente por sacar adelante su pedazo de tierra pues saben de los beneficios que aporta una buena cosecha y de la contribución que pueden hacer a su territorio.
“Mi papá es alto productor, en la finca tenemos uno de los viveros de frutas más grandes de la provincia que mayormente produce mango y fruta bomba. De ahí sale el sustento de mi familia y el aporte a la economía del territorio”, agregó el joven.
La frescura que pone Adrián en las producciones son la clave de los buenos resultados que han logrado, no solo en la tierra familiar sino también en los terruños vecinos.
“Yo comencé a estudiar Agronomía porque quería agregarle ciencia a todo lo que ya sabía en la práctica que adquirí desde niño. Estoy muy contento de mi elección profesional porque hoy día puedo ayudar a mi papá con las nuevas técnicas que han ido surgiendo, sobre todo en cuanto a la conservación de suelos, agroecología, sistemas de drenaje y productos químicos”, enfatizó.
Además de frutales, la tierra palaceña en que labora el joven y su familia produce café, aguacate, calabaza, yuca y chile habanero, este último, utilizado para la exportación.
Adrián Robaina García, quien atiende por parte de la Federación Estudiantil Universitaria el área de Relaciones Internacionales a nivel de universidad, y que, además, sueña con convertirse en docente para poder transmitir sus experiencias, convoca a los jóvenes a sumarse a la tarea de sembrar su pedacito de tierra.
“No debemos temerle al trabajo en el campo pues aprender cosas nuevas nunca está de más. Confío en que la práctica hace al campesino”, concluyó.
