Por: Glendy Hernández Arozarena
La complicidad, la buena vibra, las historias de vida que cuenta son siempre cercanas por el amor y suavidad de las palabras.
Además, compartir con él en un entorno conocido donde inicié, a su lado, la aventura del periodismo universitario es más gratificante. Llueven los recuerdos de la persona especial que siempre ha sido.
Compartimos su alegría al recibir, al fin, la categoría especial de Profesor Consultante de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca, un reconocimiento que es el resumen de su vida profesional. Sólo queda espacio para sentir orgullo del eterno fundador, formador de generaciones, decano.
«Ser profesor Consultante representa para mí un reconocimiento especial. Primero porque nunca he dejado de sentirme maestro, no profesor, sino maestro; no hay nada por encima de esa categoría. He formado muchas generaciones de pinareños, grupos etáreos muy diversos y en múltiples escenarios.
Este momento es el resumen de una extensa vida profesional. Me retiré y me reincorporé al trabajo en esta Universidad, pero todos saben que atiendo lo mismo a un estudiante de primaria, de secundaria, de preuniversitario o algún estudiante que cursa una carrera de corte humanístico, incluso sigo activo en la impartición de posgrados. Mientras tenga una neurona seguiré enseñando y seguiré educando.»
Luis Pérez -apellido ya ligado eternamente al nombre-, se desdobla, gesticula con emoción cuando habla de su vida como maestro.
Recibo con cada palabra una clase magistral.
Porque Luis Pérez es de esos que nunca se van, en cada escenario que compartes queda una huella imborrable. Quizá por su amor infinito por las letras y por el ser humano mismo o porque su luz llega en el momento justo para encender la mente y el alma.