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La pasión de un maestro Makarenko

Escrito por dcom

Por Carlos Ariel Abreu Cordero

Para muchos en la Universidad el nombre de José Juan Puentes Hernández no es muy conocido, pero si preguntas por Josué, entonces te dirán quién es y dónde encontrarlo.

El profesore Josué, como cariñosamente lo conoce la comunidad universitaria, es uno de los educadores que se ha entregado a cuerpo y alma a la educación de las nuevas generaciones, guajiro de las antiguas Canteras de Luis Lazo, menor de 8 hermanos llegó a enamorarse de la pedagogía gracias a uno de los Planes Especiales de la Revolución en el año 1966 conocido como “Maestros Makarenko”. Josué acumula 54 años dedicados a la educación, no le gusta mirar a las cámaras cuando se le hace una fotografía.

Con motivo de celebrarse el Día del Educador logré que me concediera una entrevista, y se hizo una foto con la condición de que no saliera solo.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del magisterio?

Soy fruto de los Planes Especiales de la Revolución “Maestros Makarenko” diseñado y dirigido por Elena Gil y Fidel Castro. Con 12 años fui a prepararme en La Habana y allá estuve un buen tiempo al frente del Internado de esos Planes Especiales.Sentí una deuda con Pinar del Río y regreso, entonces comencé a atender el antiguo Instituto Superior de Educación (ISE) dedicado a la formación de maestros de Secundaria Básica, específicamente en Matemática.

¿Cómo llegas a la Psicología?

Es una historia larga, pero todo fue a partir de que me orientan dirigir una de las Escuelas Secundarias Básicas en el Campo (ESBEC) y sentí que no podía resolver los problemas para los que me habían llevado ahí. Entonces conocí a dos profesores, Sergio Llinás y Luis Rodríguez, que estaban seleccionando a jóvenes para integrar el departamento de Pedagogía y Psicología del recién nombrado Instituto Superior Pedagógico “Rafael María de Mendive”. En el andar con ellos y mediante sus enseñanzas me proponen que estudie la carrera de Psicología en la Universidad de La Habana y alternaba dando clases de Matemática.

¿Qué fue lo que más te apasionó de la Psicología?

Me motivaba en cómo hacer mejores matemáticos, como ayudar a los estudiantes a que aprendieran más y mejor, y el camino fue la Psicología. Lo que más me apasiona de la Psicología es como la gente la ve, como las personas encuentran en la Psicología como una razón para cambiar, como una ciencia salvadora.

¿Cuál ha sido su experiencia como cuadro de dirección?

Empecé muy joven como Jefe de un Departamento con 75 profesores, entre ellos Luis y Llinás, después como Vicerrector de Docencia y lo que más me impulsó fue la dimensión que iba alcanzando la Educación en Cuba y como era necesario integrar esos saberes de la dirección, la Matemática y la Psicología.

¿Cuál ha sido su complemento para llegar a ser quién eres?

Mi esposa, ella ha sido mi complemento, le debo gran parte de mis resultados, y también la salud, pues hasta el Sol de hoy no he faltado a un turno de clases por problemas de salud y eso ha sido también resultado de los cuidados de ella.

Háblame del barrio

El barrio es el barrio. Soy presidente del CDR por más de 28 años, a él me debo y de él mi inspira la gente que me sigue, me ven como maestro y creo que ha funcionado gracias a la Psicología. Siempre saco tiempo para conversar con la gente, ayudar, comprender y explicar. Ahí en el barrio está la Revolución y por eso me dedico todo el tiempo a el.

Llegó el día de la jubilación, y tengo entendido que no pasaron dos días para reincorporarte ¿Qué te motivó?

Todavía tenía deseos, sentía que no era el momento de descansar, hay muchas cosas por hacer, aún no he saldado la deuda con la Revolución. Los muchachos me necesitan, sin ellos nada es posible, a ellos me debo.

¿Tienes algo que reclamarle a la vida?

Si, que los años fueran más lentos.

Josué a sus 73 años aún conserva esa vitalidad que lo ha caracterizado siempre, sube las escaleras del Pedagógico con una energía envidiable, va y regresa caminando, lo escribe todo a lápiz, su borrador no hay quien se lo toque, siempre dispuesto a ayudar y a enseñar, habla de la Revolución y de Fidel con una pasión incondicional, los muchachos lo admiran y no faltan sus clases y algunos han asumido sus mañas.

Muchas generaciones lo recuerdan y lo tienen como uno de sus mejores maestros, ha sabido ganarse el respeto y la admiración, no solo por lo que sabe, si no por esa modestia y honestidad que a veces le hacen pasar desapercibido como siempre le ha gustado, pero a sus años dedicados a la educación eso ya es imposible.

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