Por el MSc. Luis Pérez González, miembro de la UNEAC
La pregunta nos mueve enseguida a la reflexión y nos damos cuenta de que el epíteto tan archiconocido es muy justo y merecido cuando se le atribuye a Nicolás Guillén. Sucede que en su caso vida y obra en perfecta simbiosis se nos presentan de manera concentrada como una réplica de cómo somos los cubanos y cómo ha transcurrido en nuestro “verde caimán” el proceso de transculturación tan inigualable y, por tanto, tan propio.
Su obra literaria exhibe una poética rebosante de sabor y ritmo que va conformando el concepto mismo de cubanía. Se trata entonces de algo bien serio: nuestra identidad nacional.
Nos referimos a esa síntesis perfecta del componente africano y el español, que se concreta como anillo al dedo en poemas tan representativos como Balada de los dos abuelos y Son Número seis. En el primero, las voces de Don Federico y Don Facundo van interactuando verso a verso, estrofa a estrofa, para coronarse en un fuerte abrazo. Y en el segundo a fuerza de reiteración y en un sentido tan musical se nos van presentando los elementos tan típicos de ambos credos o prácticas religiosas.
Uno de sus más acuciosos investigadores ha afirmado con mucho tino que “raigalmente cubano, lo es con absoluta conciencia de la entidad americana que esa cubanidad conlleva, y sin desentenderse del contorno universal, como árboles de tronco firmemente arraigado en su tierra nutricia, y de copa abierta al ancho espacio, cuyas ramas extiéndense a todos los rumbos con sus hojas sensibles al viento que circula en el ámbito insular desde todos los horizontes”.
Al recorrer sus variados libros de poesía percibimos una trayectoria con un sentido muy bien orientado: desde aquel pintoresquismo más exterior en Motivos de Son hasta la tendencia más profundamente social y afilada en La rueda dentada.
Guillén mulato, con su obra mestiza, nos retrata perfectamente. “Todo mezclado…todo mezclado”. Así explica lo que para el destacado etnólogo Fernando Ortiz constituía el peculiar “ajiaco” de nuestro proceso cultural.
Como cada mes de julio el gremio de escritores y artistas evoca a este baluarte de las letras hispanas. El pasado 10 celebramos su nacimiento y el próximo 16 conmemoramos su muerte: toda una jornada para continuar profundizando en su trascendencia.
Guillén es Cuba, porque Cuba con total nitidez se recrea o simplemente está en su inmortal obra.
Nuestros niños van creciendo y repitiendo el mencionado epíteto. Nosotros tenemos el encargo de que lo sepan argumentar. En estas líneas lo hemos intentado.
