Por: Elizabeth Colombé Frías
Elida Cordero Peña, profesora de la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca» con 28 años en la educación superior, recibió, por decreto presidencial, la orden Frank País García de primer grado en reconocimiento a su trayectoria profesional en la formación integral de las nuevas generaciones.
Hubo un tiempo, cuatro décadas antes, en que Elida, de 23 años y recién licenciada de Educación en Agronomía, entró por primera vez en un salón a impartir clases. Frente a una pizarra con las huellas de tiza de sus predecesores, sintió nervios, incertidumbre y miedo; pero, el deseo de que todo saliera bien irrumpió como tañido de campanas sobre el auditorio.
Ahora, a los 65, entre la áspera sombra que separan las imágenes oblicuas del recuerdo y con un Doctorado en Ciencias Pedagógicas, la categoría de Titular de la Universidad de Pinar del Río y 32 premios de la Academia de Ciencias de Cuba, Elida Fredesvinda Cordero Peña, tiene la certeza de que, en el aula, el maestro debe inferir menos y estimular más a los estudiantes.
Y de hecho, confesiones de este tipo la avala el dominio multiforme de la enseñanza, en la profesora peregrinan más de dos decenios en la Educación Superior entre la entonces Universidad de Ciencias Pedagógicas y la Hermanos Saíz Montes de Oca.
Según ella es extraordinaria la satisfacción de lograr transformaciones cuando se generan conocimientos en los alumnos, «además del orgullo que propicia trabajar y compartir espacios con profesionales reconocidos por su labor académica».
Elida observa el tiempo a través de sus espejuelos y recorre el camino con un placer de tipo especial: sus saberes son necesarios para cientos de personas, y se enfrenta así a la esencia misma de la existencia humana: el olvido y la fugacidad.
«Yo aún me siento motivada por la necesidad de seguir formando a licenciados e ingenieros agrónomos del país, por ser una profesional comprometida y defensora de las ideas de nuestros pedagogos y hacedora de las trasformaciones del sistema educativo».
En la entrega de la Orden Frank País que usted mereció el pasado 13 de diciembre, Walter Baluja García, titular del Ministerio de Educación Superior, señaló que ejercer el magisterio en un contexto tan complejo como el que vive Cuba es sencillamente admirable.
La Orden Frank País de Primer Grado, es un orgullo profesional, siento el reconocimiento a la trayectoria docente educativa, a lo que he aportado a la formación integral y educacional de varias generaciones.
Se la dedico a mi familia, a mis hijos y a todos los compañeros que, desde mis inicios en la Educación Técnica y Profesional, la Universidad de Ciencias Pedagógicas y hoy en la Universidad Pinar del Río, contribuyeron a mi crecimiento profesional y a la Revolución que me dio la posibilidad de cumplir mis sueños: ser profesora.
¿A qué retos se enfrentan los profesores y estudiantes en la actualidad?
Los retos de la educación actual están encaminados a lograr un sistema educativo capaz de formar individuos que contribuyan en la evolución de todos los ámbitos sociales, y a su vez que tengan la capacidad de pensamiento crítico y las herramientas necesarias para garantizar la calidad de vida.
¿Qué ha aprendido de sus alumnos?
De ellos, mucho, a debatir y discrepar desde el respeto y la tolerancia, a resolver conflictos de manera pacífica, a ser respetuosa, abierta, compresiva, a escuchar, trabajar en equipo y esa educación en valores que es transversal al currículo y de la que tanto aprendemos.
¿Cómo ejerce su día a día en clase una profesora que ‘educa hoy a la sociedad del mañana’?
Considero que una profesora debe proyectarse por ser una constante investigadora de las potencialidades de la práctica pedagógica, siempre proponerse aprender algo en la dirección del proceso y de las cualidades y potencialidades de sus estudiantes.
Ser una profesora innovadora. Por mi parte, soy una revolucionara cubana, orgullosa madre de dos maravillosos hijos, esposa, compañera y siempre con la meta de trabajar cada día en correspondencia con las exigencias sociales de mi condición de educadora.
