Entrevista Betty Hernández Becerra, Máster en Desarrollo Social Caribeño, investigadora en temas de género y especialista del Centro de Educación y Promoción para el Desarrollo Sostenible (CEPRODESO) en Pinar del Río
Por Gladys C. Seguí León
Uno de los más osados pasos de avance en nuestro país en los últimos años para conseguir esa justicia social que aspiramos como nación fue, sin dudas, el polémico artículo 68 del Proyecto de la Constitución de la República de Cuba en el año 2018, perteneciente al CAPÍTULO III Derechos sociales, Económicos y Culturales que plantea:
“El matrimonio es la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común. Descansa en la igualdad absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges, los que están obligados al mantenimiento del hogar y a la formación integral de los hijos mediante el esfuerzo común, de modo que este resulte compatible con el desarrollo de sus actividades sociales.”
Pero aún más progresista fue la inclusión en nuestra Carta Magna, aprobada en abril de 2019, varios artículos que respaldan explícitamente los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intrasexuales (LGBTI).
Sin embargo, en aún encontramos quien evita el encuentro con personas homosexuales; se sienten incómodos con su presencia o hacen bromas de mal gusto sobre la orientación sexual de otros.
Estas conductas homofóbicas pueden llegar a ser hasta inconscientes y, en una gran mayoría de los casos, sin conocer o tener en cuenta los daños causados a la otra persona.
Con el propósito de realizar un primer acercamiento al mundo conceptual de la homofobia, se entrevistó a Betty Hernández Berrea, psicóloga pinareña, Máster en Desarrollo Social Caribeño, investigadora en temas de género y especialista del Centro de Educación y Promoción para el Desarrollo Sostenible (CEPRODESO) de nuestra provincia.
¿Qué es la homofobia?
Hablar de homofobia implica hablar de una actitud asumida frente a la homosexualidad. Como todo lo que se vincula con las fobias, resulta un miedo irracional, en este caso, a personas con prácticas homosexuales.
A veces el miedo se manifiesta como rechazo; otras, como agresión; unas pocas implica disgustos ante mujeres masculinas y hombres femeninos, aunque tengan una práctica heterosexual.
La homofobia es subjetiva, pero su carga negativa proviene de la concepción cultural dominante sobre la sexualidad.
Comprender que la sexualidad se relaciona con los placeres de los intercambios corporales y que han sido regulados y reglamentados por prohibiciones y sanciones distintas que encauzan el deseo en las diferentes sociedades es básico para comprender la homofobia. Justo por este elemento, la orientación sexual no tiene las mismas dimensiones en las disímiles sociedades.
Por ejemplo, en la cultura judeocristiana la libido, el deseo, se encauza hacia la reproducción y es condenable la búsqueda del placer en sí mismo. Por lo que los homosexuales ocultan su libido para no entrar en conflicto con su cultura, entorno ambiental o familia.
Como resultado, muchos homosexuales pasan la vida en el «closet», temiendo que la homofobia destruya sus relaciones familiares, su amor propio o sus vidas. Del otro lado, los homofóbicos crean ideas falsas sobre los homosexuales y pueden llegar a ser muy hirientes, basando sus argumentos en mitos y generalizaciones que dificultan la convivencia armónica.
¿Qué connotación tiene en Cuba el Día Internacional de la lucha contra la Homofobia y la Transfobia?
Conscientes de que la homofobia es un prejuicio como cualquier otro que se apoya en la ignorancia para promover el temor y el odio hacia los homosexuales, Cuba más que celebrar el Día Internacional contra la homofobia y la transfobia una vez al año, ha favorecido poner en discusión este tema, culturalmente tratado como tabú, desde diferentes aristas.
En nuestro país se ha asumido esta celebración como un proceso y genera movimiento durante todo el año, lo cual permite llegar a ser una actividad festiva para mostrar logros, trabajo realizado; no únicamente como espacio de denuncia de la realidad que muchos homosexuales viven en otros países,
Se convierte también en una posibilidad para continuar sensibilizando; para generar cambios en los modos de acercarse al tema desprejuiciadamente; para encontrar nuevos sentidos que favorezcan los vínculos respetuosos entre seres humanos, más allá de la preferencia sexual.
Para ello se cuenta con el apoyo del Gobierno, el Estado y el Partido, organismos y organizaciones de masas, medios de comunicación; en fin, más que un Día se convierte en una Campaña, una Jornada de lucha contra esa dura realidad sufrida por seres humanos.
Uno de los grandes retos que se asume al sacar del silencio y la exclusión este tema es enfrentarnos a la célula básica de la sociedad: la familia, donde comienza y se acentúa todo esta historia de rechazo con sus consecuentes huellas en el desarrollo de la personalidad.
Igual de relevante resulta acercar el tema a la escuela, donde priman resistencias sobre cómo educar en estas cuestiones, justo por el temor de que sean incentivadas conductas homosexuales, lo cual demuestra que una vez más el prejuicio y el desconocimiento están en la base de tales limitaciones.
¿Existe el respeto a la diversidad sexual entre los jóvenes de la Cuba de hoy?
Se ha ganado mucho en ese terreno, lo que no quiere decir que todo esté logrado. El peso cultural, traducido en la opinión de la familia y amigos, por solo citar algunos, es bien fuerte.
Con frecuencia vemos conductas alejadas del cuestionamiento de si son homofóbicas o no; que si bien es un paso previo para la inclusión, ello no implica necesariamente una conducta de reconocimiento o aceptación.
A las ciencias sociales corresponde continuar profundizando en la comprensión de cómo nos estructuramos psíquicamente, cómo opera la cultura como una mediación y -sobre todo- comprender la lógica del género por la cual se ha naturalizado la heterosexualidad.
Es necesario continuar ayudando a que los jóvenes pierdan el temor a enfrentar estos temas y sus realidades, que comiencen a manejarlos de forma adecuada, con la elevada cuota de sensibilidad que ameritan.
Deben los jóvenes aceptar que todos los seres humanos tenemos derecho de alcanzar relaciones sanas, respetuosas, libres, satisfactorias, gozosas, responsables, solidarias, independientemente de si se dan entre personas de sexos iguales o distintos.
¿Cuáles son las manifestaciones más comunes de la homofobia entre los jóvenes?
Una mirada al contexto mundial nos permitiría valorar el trabajo que se hace contra la homofobia en Cuba porque es mi primera reacción a esta pregunta.
A diferencia de realidades experimentadas en nuestro continente y a nivel mundial, Cuba no presenta, al menos de manera significativa, crímenes de odio contra personas homosexuales; y eso no responde al azar, sino a la legislación que nos ampara a los cubanos y cubanas y a procesos sociales que durante más de medio siglo han sido sistemáticos.
A pesar de esta fortaleza, las manifestaciones homofóbicas comienzan desde muy temprana edad, inculcadas en primera instancia por la familia, las cuales se traducen en conductas de bullying escolar, lo que implica rechazo, agresión, burla y todo ello inevitablemente, malestar psicológico para la persona víctima de la homofobia.
Ponerse en los zapatos del otro y generar empatía, es sin duda, una forma factible de minimizar estas manifestaciones que hoy se reconocen como las más comunes frente a la homosexualidad.