Entrevista a Elier Hernández Linares y José Antonio Gómez Inguanzo, estudiantes que apoyaron en el Hospital de Campaña de la Sede Rafael María de Mendive de la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”
Por Edenia Abreu Hernández
Durante 10 días los jóvenes Elier Hernández Linares y José Antonio Gómez Inguanzo, dejaron de ser estudiantes del tercer año de la carrera de Ingeniería Mecánica, para convertirse en esos valientes enmascarados que trabajan en centros de aislamiento en la ciudad de Pinar del Río.
Convocados vía telefónica por su profesor principal de año, el Doctor en Ciencias Nilo Cecilia, estos dos jóvenes compañeros de estudios y amigos en la vida, colaboran en tareas de higienización y organización en el hospital de campaña ubicado en la Sede Rafael María de Mendive de la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca” (UPR).
Según explica el joven Elier Hernández, antes de comenzar las primeras tareas en el lugar, los compañeros a los que relevaron les transmitieron sus experiencias acerca del trabajo que allí se realiza. De igual manera, las enfermeras les mostraron detalladamente como debían usar el vestuario necesario y los utensilios a utilizar, según protocolos establecidos por especialistas.
Desde hace algunos días, una jornada normal en la vida de estos jóvenes estudiantes comienza bien temprano recogiendo el desayuno y entregándolo a las cuatro personas encargadas de repartirlo a los pacientes ingresados allí. Luego, de conjunto con las restantes seis personas encargadas de esa tarea, comienzan a limpiar los baños y cuartos y, una vez terminan, ayudan a sus compañeros con las meriendas y comidas restantes del día.
“Es una jornada agotadora, durante el día es necesario cambiarse dos veces la sobre bata y el nasobuco, tantas veces como creamos conveniente, todos estos suplementos, los tenemos garantizados por el centro”,
comentó José Antonio Gómez, quien aprovecha cada instante de descanso para tranquilizar y mantener informada a su familia, que conoce bien de cerca los riesgos a los que se expone, pues su mamá es doctora pediatra.
“Para la familia es bien difícil que estemos aquí, nos mantienen controlados desde casa recordándonos a cada momento la importancia de cumplir con las medidas higiénico sanitarias de protección, pero, a pesar de todo, son nuestro mayor apoyo y constantemente nos alientan a terminar satisfactoriamente el trabajo al cual fuimos convocados”,
reconoció el joven Elier.
Con satisfacción, los estudiantes recuerdan buenos momentos vividos como parte de su experiencia en un centro de aislamiento, al respecto Elier comentó: “Las personas que están ingresadas aquí siempre nos dejan muestras de cariño por lo atendidos que se sienten, incluso, unos pacientes llamaron a nuestra jefa y le hicieron un video de agradecimiento por el buen trabajo de los profes y estudiantes que aquí estamos, eso es algo único”.
Casi al unísono comentaban del orgullo de estar allí. “Nos sentimos muy honrados de poder estar aquí ayudando en la situación tan compleja que presenta el municipio y la provincia de manera general. Nos enorgullece formar parte de un colectivo tan valiente y humano”.
A la comunidad universitaria le piden cumplir responsablemente con las medidas preventivas orientadas pues, luego de estar en un centro en aislamiento, reconocen lo difícil de encontrarse hospitalizado en estos tiempos y con la incertidumbre de saber si se han contagiado.
Estos jóvenes, que anteriormente habían cooperado con la higienización de las personas, aplicándoles hipoclorito en las entradas de diferentes áreas en la UPR, afirman con seguridad la disposición de ayudar cada vez que los necesiten. “Siempre que haga falta nuestro apoyo ahí estaremos”