Entrevista a Lianet Meléndez Breijo y Yudanys Román Almaguer, jóvenes profesoras de la Universidad de Pinar del Río, que estuvieron trabajando en la Zona Roja de un hospital de campaña
Por Edenia Abreu Hernández
Lianet Meléndez Breijo y Yudanys Román Almaguer, amigas en la vida y compañeras de trabajo en la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca” (UPR), compartieron en una experiencia más al integrarse, durante más de diez días, a las labores de enfrentamiento a la COVID-19 en la Zona Roja del Hospital de Campaña de la Sede Hermanos Saíz.
Las jóvenes profesoras instructoras del Departamento de Ingeniería Industrial, quienes apoyaron en el equipo de limpieza, reconocen lo arduo de las labores que se realizan a diario en un hospital de campaña para garantizar la debida atención a los pacientes.
“Allí nos garantizaron a diario todos los medios de protección necesarios para asumir la tarea de higienización sin correr ningún riesgo. Desde que comenzábamos a limpiar y hasta que terminábamos con toda una sección no comíamos nada ni tomábamos tan siquiera agua, para disminuir las frecuencias de cambios de accesorios y poder adelantar más en nuestro trabajo, sobre todo, en los cuartos donde estaban los pacientes directos de casos que habían resultado positivos”,
comentó Yudanys Román.
Por su parte, Lianet Meléndez aseguró: “Es bien complejo el trabajo porque cuando terminábamos y nos quitábamos toda la ropa utilizada, debíamos bañarnos aplicando desinfectante, prácticamente nos echábamos la solución a base de cloro por todo el cuerpo.”
Estar juntas viviendo una experiencia como esa, rodeadas de personas desconocidas, resultó ser el mejor aliciente para estas jóvenes profesoras que, además, eran las únicas mujeres del grupo que trabajó durante esos días en las tareas de apoyo.
“Finalmente nos convertimos en familia y conciliamos muy buenas relaciones allí. Todos nos ayudábamos para que el trabajo saliera lo mejor posible. Conocimos personas excelentes y siempre buscamos la manera de pasar el aislamiento lo mejor posible, al final del día compartíamos todos tratando de olvidarnos un poco del sitio en el que estábamos. Definitivamente, lo más difícil de estar en la Zona Roja, es la cantidad de días que pasas lejos de los tuyos y de tu casa”,
agregó emocionada Lianet.
Entre los mejores momentos vividos como parte la experiencia de habitar en una Zona Roja y que, sin dudas, quedará en el recuerdo de Lianet y Yudanys, es el hecho de convivir a diario con las personas que están ingresadas allí, quienes aseguran, se preocupaban por ellas y les sacaban conversación mientras trabajaban.
“Muchas de las personas que estaban ingresadas allí estaban corriendo riesgo sin estar enfermos aun, pero al ser contactos de casos positivos, en la mayoría de los casos por negligencias, debían aislarse. Por eso, a los jóvenes, sobre todo, les pedimos mucha disciplina”,
puntualizó Lianet Meléndez .