Por India Alejandra González Molina, estudiante 2do año Gestión Sociocultural para el Desarrollo, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades
Fotos: Cortesía de Beatriz López La Rosa
La motivación, al igual que la inspiración pueden ser en ocasiones efectos secundarios, que se reflejan en acciones concretas, ante situaciones extremas como la que está atravesando el mundo y Cuba hace ya casi más de un año, por la COVID-19.
En conmemoración al 98 Aniversario de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), en la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca” (UPR) se organizó una recogida de juguetes por parte de los estudiantes, destinados a los niños que se encontraban en aislamiento.
Esta idea llegó de parte de Adriel Chávez Gallardo, quien estudia Español-Literatura en la Sede Pedagógica “Rafael María de Mendive” de la UPR, a su amiga Catherine Triana Alondo, alumna de cuarto año de la carrera Comunicación Social en la Universidad de La Habana, quien se encuentra desde marzo en la provincia por la situación epidemiológica.
Ella, motivada por experiencias similares en su Casa de Altos Estudios, desde donde llevan en fechas señaladas como el Día de los Reyes Magos, regalos a los niños de la sala de Oncopediatría, decidió aprovechar esta oportunidad y hacer lo mismo para los pequeños ingresados en la sala de Oncohematología en el Pediátrico Pepe Portilla de la provincia Pinar del Río.
Para ello, contó con el apoyo de Beatriz López La Rosa, estudiante de tercer año de Lenguas Extranjeras de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UPR, quien colaboró en la divulgación, preparación y coordinación que requirió la tarea.
Catherine cuenta que posteó la idea en sus perfiles en redes sociales, pidiendo a todo aquel que quisiera y estuviera dispuesto donara algo, y para su sorpresa se sumaron muchísimas personas, amigos, compañeros, e incluso otros pequeños que estuvieron dispuestos a dar algunos de sus juguetes.
Una vez terminada la recogida, ella y Beatriz conformaron los regalos, destinados a los siete menores que se encuentran ingresados, contando con la asistencia para el donativo de la Directora del Hospital Dr. Mayté Cabrera Hernández, junto a los doctores “Dr. César” y “Dr. Juan Carlos”.
La entrega fue de mano de ellas, y aunque en un inicio se planificó para el seis de enero, la pospusieron hasta el día ocho en espera de una muchacha que había decidido llevar unos peluches.
No obstante, la fecha no es lo relevante, la alegría que se dibujó en los rostros de los niños, la gratitud en la expresión de sus padres, la posibilidad a la niña de dos años de que al menos ese día tuviera algo nuevo que mostrar a sus médicos, la calma que llevaron hasta el varoncito que derramaba lágrimas ante sus doctores y encontró la calma en esos presentes, e incluso el regalito extra que recibió a un nuevo ingreso y logró hacer menos aterrador ese momento, es la verdadera recompensa.
Hay lugares que por sí solos logran sacudirnos, con viejos recuerdos de tiempos y experiencias que marcaron un momento o etapa difícil, fue así para Catherine y Beatriz, ambas han tenido en familiares cercanos su roce con esta enfermedad, aun así, describen esto como “algo magnífico que no se puede expresar con palabras, uno se siente más en calma consigo mismo”, la mayor lección la dan ellos en su lucha diaria a un enemigo que no conoce de piedad y poder verlos con tanta valentía “es un empujoncito de fe”.
Su historia merece ser contada, aunque me aseguran que no lo hicieron para convertirse en noticia, que su acto se replique y llegue a tantos como sea posible es suficiente para estas jóvenes, que por un día fueron el motivo para una sonrisa.
