Por: India Alejandra González Molina
La protección y cuidado al entorno, es algo que ocupa a la humanidad desde el surgimiento de las primeras civilizaciones. El entender la relación del ser humano con la naturaleza es una ocupación que, a lo largo de los siglos, moviliza y aún lo hacen.
Conscientes de la importancia de esto para la vida en el planeta y que se debe preservar el delicado equilibrio que guarda, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), decretó en el 1973, que cada 5 de junio, se celebrara el Día Mundial del Medio Ambiente.
Este año, 2024, la campaña se centra en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía y la desertificación, con el lema: “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración”.
Para Cuba, constituye prioridad, a todos los niveles el cumplir, promover y garantizar la protección de la madre tierra en cada instancia, además de que la nación forma parte de varios convenios y acuerdos internacionales sobre estos temas, poseemos en el país varios sitios que constituyen Patrimonio de la Humanidad, tal es el caso, en la provincia Pinar del Río del Valle de Viñales.
A esta intención, se suma que en el sistema educacional cubano de nivel superior se potencia la formación de profesionales entendidos en estas áreas, tal es el caso de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca (UPR), que tiene una Facultad de Ciencias Forestales y Agropecuarias, en la que forman ingenieros.
También en la Casa de Altos Estudios pinareña, existe el Centro de Estudios del Medio Ambiente y Recursos Naturales (CEMARNA), el cual propicia un espacio para la investigación y divulgación científica de estos asuntos.
La DrC. Dora Lilia Márquez Delgado, quien es su directora, asegura que la actividad ambiental en la Universidad, avanza, con importantes resultados en los tres procesos sustantivos (docencia, investigación y extensión), lo que logra perfeccionar la formación ambiental en pre y postgrado, prueba de la transversalización de este tópico.
Parte importante de los logros es la existencia de proyectos I+D+i, “por su incidencia en la mejora de los ecosistemas naturales en comunidades y territorios”, lo que, sin dudas, constituye un logro de la institución y demuestra la prioridad dada al asunto.
En lo referente a los desafíos de la actividad ambiental en la Universidad y que deben constituir prioridad están: trabajar en los problemas ambientales que existen en el marco físico universitario y que se identifican en la Estrategia Ambiental de la Casa de Altos Estudios. Continuar con la integración de estas temáticas en los procesos formativos. Incrementar la educación ambiental de la comunidad universitaria y de la población en general desde las distintas esferas de actuación.
Continuar apostando por los proyectos ambientales y priorizar que se incorpore tal dimensión a otros, lo que lleva a la necesaria perfección de las acciones comunicativas con el fin de sensibilizar, y mejorar la inclusión en actividades extensionistas que incidan en el mejoramiento de la calidad de vida.
Para la MSc. Griseida María Pérez Martín, presidenta de las Brigadas Técnico Juveniles (BTJ) en la UPR, “la actividad ambientalista cada día recibe una mayor atención”, refiere el aumento de las actividades de este corte en las que participan estudiantes y profesores.
Considera que si se logra la transversalidad del tema a partir de las estrategias curriculares, que se potencian en las distintas asignaturas y logran complementarse con otras acciones extensionistas e investigativas que convocan la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), lo que facilita la integración efectiva del alumnado a las actividades ambientalistas, como tareas de higienización en comunidades, en las Exposiciones de Forjadores del Futuro, el evento EcoJoven y otros.
Respecto a los logros resalta la presencia de las Maestrías en Gestión Ambiental, coordinada por el CEMARNA y la de Agroecología y Agricultura Sostenible de la Facultad de Ciencias Forestales y Agropecuarias.
En lo referente a los retos: “nos enfrentamos a una realidad en la que se hace imprescindible aumentar todas las actividades que en tema de protección y mejoramiento ambiental se estén realizando.”
Lo hasta acá expuesto, es prueba de cuanto se hace en la Universidad por el medio ambiente, lo que no requiere solo un día de celebración, también demanda el actuar consciente y la sistematicidad de todos, para proteger el mundo que conocemos.