Bienvenidos al nuevo sitio de noticias de la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca»
Reportaje

¿La juventud cubana homofóbica?

Escrito por dcom

Por Gladys C. Seguí León y Analeida Puerto Iglesias

Las relaciones sexuales privadas, no comerciales y consentidas entre personas adultas del mismo sexo de más de 16 años, han sido legales en Cuba desde 1979. Sin embargo, a más de 40 años, continúan siendo motivo de investigaciones, análisis, estudios y campañas por el respeto a la diversidad sexual en nuestro país.

Un 17 de mayo del año 1973, en Nueva York (Estados Unidos), la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluye a la hosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Es por ello que, esta fecha se reconozca mundialmente como el “Día Internacional de la lucha contra la Homofobia y la Transfobia”. En nuestro país también se conmemora.

En Cuba muchos son los avances logrados en materia de derechos y visibilidad pública respecto a la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género fundamentalmente a partir de los años ’90; debido, en gran medida, al trabajo del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro Espín.

También ha sido determinante la labor desarrollada por otras instituciones y organizaciones, como los Centros Promotores de Salud, el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Según Juan Carlos Gutiérrez Pérez, Máster en Sexología y Sociedad y profesor de la Universidad Marta Abreu de las Villas, en la Mayor de las Antillas durante los últimos años ha venido en aumento el respeto y la aceptación a las diversidades sexuales “principalmente liderada por una voluntad política de nuestro Estado, al unísono con el CENESEX, activistas y profesionales de toda Cuba”.

“Los medios de comunicación también han ayudado mucho a este cambio, la televisión y el cine han ido abriendo el diapasón de las diversidades sexuales; además de la educación integral de la sexualidad impartida desde la primaria hasta la universidad, con todas las deficiencias, omisiones y adaptaciones a partir de cada territorio. No es un secreto para nadie que aún sigue siendo un tabú hablar sobre sexualidad, principalmente a niños, adolescentes y jóvenes”, profundizó Gutiérrez Pérez.

Aun cuando en nuestro país la discriminación laboral por la orientación sexual está prohibida por ley desde 2013, la homofobia continúa presente, aunque en menor escala, en las relaciones laborales en varios centros de trabajo y escenarios de la sociedad cubana como costumbre heredada, fruto de una cultura patriarcal y machista.

Homofobia en la Universidad Cubana

Los centros e instituciones de Educación Superior en Cuba no escapan a este fenómeno, en la medida que las comunidades que allí se establecen se conforman con personas de diferente procedencia social, edad, creencias religiosas, costumbres, gustos, en los cuales se encuentra el comportamiento de familias, grupos sociales y personas como mediación social.

Investigaciones al respecto reflejan que varios de los jóvenes universitarios identificados como homofóbicos, lo cual no es la mayoría, no se reconocen como tal; esto está dado fundamentalmente por la malsana herencia patriarcal, que no les permite visibilizar a fondo esta problemática, y de las consecuencias de lo que para muchos puede ser «una broma» y en realidad resulta una ofensa, humillación o agresión por el simple hecho de no tener la misma orientación sexual.

Entre las manifestaciones más comunes de la homofobia en el ámbito universitario son el rechazo, la burla y la exclusión. Aunque se puede llegar a agresiones verbales y físicas; incluso de connotación sexual: acoso, abuso y violación, estos últimos en casos muy puntuales, extremos y escasamente frecuentes.

No se puede negar la fuerte esencia macho-hegemónica de esta isla en la cual existen familias que llegan a imponer formas de actuar al varón y a la hembra para que encaje según los modelos comportamentales. Y eso obviamente incide en la juventud, sobre todo en etapas tempranas de la adolescencia y la juventud”, explica Dairon Caballero Heredia, periodista de Radio Habana Cuba,  profesor de la Universidad de La Habana y miembro de la Articulación Juvenil por la Equidad Social (AJ).

Sobre la presencia del respeto o no a la diversidad sexual entre los jóvenes universitarios de la Cuba de hoy, el Máster Juan Carlos Gutiérrez Pérez explica que “existe respeto como irrespeto también, todo depende de la persona y de los valores que tenga como ser humano. Tristemente nuestra sociedad es históricamente machista y homofóbica, es muy difícil de erradicar esta forma de discriminación, pues está intrínseca en nuestra cultura, en sentido amplio”.

Zaily Leticia Velázquez Martínez,  Máster en Psicología, miembro de la junta directiva provincial de la Sociedad de Psicología en Holguín y profesora universitaria, opina que “en los últimos años los profesores y estudiantes universitarios muestran mayores actitudes de respeto hacia las personas homosexuales”.

Sin embargo, a pesar del avance alcanzado en el tema,aún en las universidades existen algunas actitudes de rechazo hacia las personas con una orientación sexual diferente a la heterosexual. Precisamente en las Universidades, al ser centros donde se promueve el conocimiento científico, deberían ser espacios de desarrollo social e inclusión”, acota Velázquez Martínez.

La investigadora holguinera enfatiza que: “La historia de machismo y patriarcado que han heredado las nuevas generaciones de profesionales cubanos debe ser modificada. Es una tarea pendiente en los programas de las carreras Universitarias incluir asignaturas que eduquen en género como eje transversal del desarrollo del país”.

Por su parte, Dairon Caballero Heredia afirma que el uso del bullying, como mecanismo para marginar al diferente o demostrarle que no encaja en las normas sociales machistas «establecidas», hacia niños o niñas con rasgos de homosexualidad son más frecuentes en los niveles de enseñanza primaria, secundaria y preuniversitario; en la medida que “ya en la universidad se percibe más madurez para asimilar las diversas orientaciones sexuales, pero a pesar de eso, hay evidencias de homofobia que llegan a limitar el pleno desarrollo de la persona”.

Homofobia en la Universidad de Pinar del Río  

En el marco del proyecto de investigación «Fortalecimiento de las capacidades locales para disminuir inequidades sociales», realizado en 2019 por estudiosos de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”, se analizó la realidad estudiantil en la Casa de Altos Estudios vueltabajera sobre la violencia de género, donde se incluía a la homofobia como expresión de la misma.

“Durante el estudio se aplicó un cuestionario a cerca de 540 estudiantes de las carreras del Curso Regular Diurno de toda la Universidad”, acota Belkys Rojas Hernández, Doctora en Ciencias Sociológicas (Dr.C.) y coordinadora del proyecto «Fortalecimiento de las capacidades locales para disminuir inequidades sociales».

Rojas Hernández explica que “el principio del proyecto fue muy problemático ya que nos cuestionamos la multiplicidad de conceptos que se utilizan para nombrar un mismo fenómeno”.

Sin embargo, tras consultar varias fuentes bibliográficas los investigadores de la UPR asumen la violencia de género como «todo acto que resulte o pueda resultar en sufrimiento físico, sexual o daño psicológico o sufrimiento por razones de género, identidad u orientación sexual, incluidas las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en público o en la vida privada». “Y así incluimos, en ese momento, a la homofobia como expresión de la violencia de género”, dice la Dr. C. de la UPR.

Los resultados del proyecto desarrollado en la Universidad de Pinar del Río arrojaron que de los 540 encuestados, solo 18 estudiantes marcaron la homofobia como una expresión de la violencia de género. En cambio en el 42,8 por ciento de los cuestionarios analizados, se apreciaron estereotipos acerca de lo que deben ser y hacer un hombre y una mujer, siempre con una visión donde se consideraba inferior lo femenino.

Por su parte, Luis Adam Mena*, estudiante de 4to año de Ingeniería Forestal de la UPR opina que “cada persona está en la obligación de respetar la orientación sexual de cada quien”. 

Rosmary Aguilar Grela*, alumna de 5to año de la Licenciatura en Estudios Socioculturales, refiere: “Hoy en día los jóvenes somos más tolerantes, pero sí creo que existen personas homofóbicas en la UPR, aunque no sean mayoría. En caso de presenciar alguna manifestación de homofobia en el entorno universitario, le diría a los homofóbicos que las personas no son mejores o peores por su inclinación sexual, raza o religión; que todos somos iguales, pues todos somos seres humanos, capaces de sentir amor, dudas y miedos por igual seamos heterosexuales, homosexuales, bisexuales.”

“En la UPR nunca he presenciado una escena de homofobia”, enfatiza Dariel Hernández García*, alumno de 3er año de la Licenciatura en Educación. Economía.

Mayelín Viña Pérez, Psicóloga, especialista del Departamento de PROSALUD del Centro Provincial de Salud Pública y coordinadora de la Red Provincial de Ayuda, Orientación y Asesoría en temas laborales, psicológicos, de discriminación a mujeres bisexuales y homosexuales, cuidado del medio ambiente y protección animal Safo, refiere que:

“En estudios realizados desde Safo hemos encontrado que en Pinar del Río la homofobia se manifiesta con más fuerza en personas de más de 40 años, como parte de los prejuicios asociados al patriarcado. Sin embargo, la juventud, aunque continúa siendo homofóbica, suele ser más inclusiva y acepta mejor los cambios como parte del desarrollo”.

Según la especialista pinareña, esto se debe a que, generalmente, la homofobia es un tema de grupos y no de espacios; incluso hasta se puede llegar a relacionar con las preferencias musicales.

Sin embargo, Aimara Rodríguez Vázquez*, alumna de 3er año de Licenciatura en Economía plantea: “No creo que tendría una amiga homosexual porque, aunque ellas son personas normales como tú y yo, al final tiene su propio mundo… Y creo que no nos entenderíamos. Pensamos distinto”.

Asimismo, Rodrigo Fernández Flores*, estudiante de 2do año de Ingeniería en Agronomía, dice: “Yo no tengo nada en contra de los gays; pero no andaría con un socio que lo sea, porque al final la gente te mide por con quién te ven y después piensan que uno es igual que ellos”.

Ante la interrogante de si tendrías un amigo homosexual, Daniel Iglesias Abreu*, de 2do año de Licenciatura en Derecho, se quedó en silencio y prefirió no contestar…

Al respecto, Rojas Hernández comenta:

“Detrás de cualquier comportamiento homofóbico es posible detectar, aislar; casi como si fuera un ensayo de laboratorio, un sistema de códigos que funcionan en nuestras sociedades heteronormativas y patriarcales, los cuales actúan sobre la base de los estereotipos acerca de lo que deben ser y hacer un hombre y una mujer, siempre con una visión donde «lo femenino» se coloca en un plano inferior.

Los resultados del proyecto nos llevaron a concluir la presencia de violencia de género invisibilizada y particularizando en el tema de la homofobia, podemos concluir la presencia de una violencia de tipo homofóbico invisibilizada y siguiendo la lógica conceptual actual que defendemos, consideramos que existe una LGBTI-discriminación invisibilizada manifiesta a través de chistes, burlas, ridiculización y el desprecio hacia lo que es percibido e identificado como femenino o en disidencia de la norma heterosexual”.

Varios académicos de la UPR relacionados con el proyecto en cuestión reflejan que se hace necesario la realización y fortalecimiento de los procesos de investigación que puedan proporcionar un panorama más detallado sobre la realidad de estos fenómenos en espacios universitarios y juveniles, lo cual visibilizaría las expresiones de discriminación hacia lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intrasexuales (LGBTI); conocer mejor cuál es su prevalencia, poder atender de una manera focalizada sus efectos, expresiones y consecuencias y generar estrategias integrales para lograr su erradicación, previa capacitación.

«La formación del profesorado es un aspecto clave, y debe contemplar la promoción de comportamientos antidiscriminatorios en el aula y asegurar la inclusión y los principios de la no LGBTI-discriminación”, reflexiona Belkys Rojas Hernández.  

Entonces sería muy saludable desarraigarse de esos prejuicios que vienen desde la cuna, la familia, la comunidad y la sociedad. Convertirse en seres más libres para lograr una sociedad más justa, inclusiva y equitativa en la que cada quien valga no por sus preferencias sexuales; sino por lo que es: un ser humano.

La Articulación Juvenil por la Equidad Social aporta mucho en la lucha contra la homofobia entre los jóvenes, en la medida que está constituida por personas voluntarias entre los 18 y 35 años de edad. “Son los propios jóvenes los que llevan a las escuelas, centros de trabajo y de estudio un mensaje de respeto e inclusión. Se habla de joven a joven, lo cual facilita una mejor comprensión del discurso en favor de un mundo libre de homofobia. Ese cambio es paulatino, de ahí que la AJ sigue y seguirá realizando acciones encaminadas a lograr ese sano propósito de un mundo mejor y más justo”, apunta Dairon Caballero Heredia.

La homofobia es un tema de todos y todas y hasta que no lo comencemos a visibilizar y logremos hacer reflexionar a nuestro jóvenes continuará ya sea sutil, o no, haciéndose presente en nuestra sociedad; dañando a mujeres y hombres de bien, quienes no valen por su orientación sexual y si por su calidad humana.

*Los verdaderos nombres de los estudiantes fueron cambiados para proteger sus identidades.

Acerca del autor

dcom

VREURI

Dejar un comentario