Por Edenia Abreu Hernández
El 3 de octubre de 1963 fue escogido en Cuba como el Día del Trabajador Agropecuario, al promulgarse la Segunda Ley de Reforma Agraria, que abolió definitivamente la propiedad capitalista en el campo y favoreció el desarrollo de una economía socialista.
Este año la jornada de celebración tiene características peculiares y es que, debido a la situación generada por la pandemia a nivel mundial, en nuestro país se está potenciado la agricultura familiar, basada en producciones desde patios, parcelas y fincas suburbanas, constituyendo hoy el escenario productivo más amplio en el país, donde los conocimientos de los especialistas del sector agropecuario son de suma importancia.
Uno de los objetivos del movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar es movilizar el potencial productivo en cada localidad, sensibilizando y capacitando a las personas para producir alimentos. Es ahí que el trabajador agropecuario influye con sus conocimientos y experiencias, dotando a la población de técnicas necesarias para una producción agroecológica efectiva y sustentable.
En nuestra provincia, muchos de esos conocimientos afloran desde la Facultad de Ciencias Forestales y Agropecuarias de nuestra Casa de Altos Estudios, que cuenta con un Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) que logra integrar la ciencia y la innovación en la producción del territorio, en la que confluyen profesores, estudiantes, productores, instituciones y organizaciones.
PIAL, de conjunto con la Delegación Provincial de la Agricultura, el Gobierno Provincial, el Grupo de Desarrollo Local y otras instituciones como la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales y la Asociación Cubana de Producción Animal; trabaja para mejorar continuamente los polos productivos del territorio.
De esta manera, desde la UPR los ingenieros agrónomos y forestales contribuyen, a partir del Componente Laboral Investigativo y las Tesis de Diploma, al desarrollo de la agricultura en el territorio, incorporando el uso de tecnologías agroecológicas en un enfoque de sostenibilidad local, lo que permite alcanzar un alto nivel en la seguridad alimentaria destinada sobre todo al autoabastecimiento familiar y su comercialización en la localidad.