Un intercambio sincero, lleno de propuestas inteligentes y que urgen al país, tuvo lugar en la tarde de este miércoles entre el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y estudiantes y profesores de la CUJAE, quienes durante el 2020 dieron batallas en diversos espacios de la sociedad cubana
Por Alina Perera Robbio (tomado del sitio Presidencia Cuba)
Hay en Cuba una realidad que merece ser contada primero que cualquier lamento: es la que han estado construyendo nuestros jóvenes durante casi todo el 2020; es la que han estado protagonizando los universitarios que en los meses recién pasados han logrado enderezar, con entusiasmo y heroicidad, muchos entuertos de un escenario al cual nadie le discute su complejidad y dureza.
Ante la evidencia de muchas historias contadas en voces de los propios actores, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó este miércoles a estudiantes y profesores en la Universidad Tecnológica de La Habana «José Antonio Echeverría», CUJAE: «La experiencia de ustedes (…); es como lo “real maravilloso” de Carpentier, que nos parece tan cotidiano que no nos damos cuenta de la grandeza de lo que hacemos todos los días. Nada más aguantar bloqueo todos los días (…) es extremadamente grande. Esas cosas las tenemos que compartir, (…) saber ponerlas en las redes;las tenemosque visualizar».
Lo escuchado en un encuentro que tuvo el lenguaje de la audacia, la sinceridad y el compromiso que la Cuba de hoy necesita, versó sobre lo hecho por alumnos y profesores de la CUJAE no solo en el enfrentamiento a la COVID-19 sino también en el apoyo a otros asuntos de impostergable humanidad como la presencia en el Sistema de Atención a la Familia (SAF) —importante para personas vulnerables, especialmente ancianas—, o la ayuda en optimizar el uso de la energía eléctrica, o el enfrentamiento a las indisciplinas sociales.
En los primeros momentos del intercambio que se produjo en el Complejo de Investigaciones Tecnológicas Integradas (CITI) de la Universidad, y que contó con autoridades del Partido y del Gobierno de la capital, así como con docentes y representantes de todas las facultades, Danhiz Díaz Pereira, Secretario General de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de la CUJAE, expresó que todos podían considerarse integrantes habituales de esa gran familia, incluyendo al Presidente de la República, a quien el joven dio las gracias por su presencia.
Antes de dar paso a otras intervenciones, Danhiz enumeró tareas que quienes pertenecen a esa casa universitaria desempeñaron «en este tiempo de combate de todo el pueblo». Fue, en su entender, un combate de la Revolución, más allá de las fronteras de la CUJAE, y también hacia adentro: mientras en el centro de altos estudios un grupo de trabajadores se esforzó alistando espacios destinados al aislamiento sanitario en medio de la COVID-19, muchos universitarios partían hacia los municipios para ayudar al país.
Andrés Carvajal, Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la CUJAE, hizo alusión al encuentro como «prueba directa de que el diálogo ha sido más que constante», como parte del trabajo del Gobierno, de la Revolución, y del proyecto que se construye todos los días.
Todavía nadie sospechaba el tono propositivo y emotivo que tomaría la reunión. Carvajal contó, por ejemplo, cómo los intercambios de la universidad con los Consejos de Defensa Provinciales y de los municipios hicieron patentes necesidades como atender al sector del adulto mayor. Varias ideas nacidas de los diálogos con las organizaciones y las instituciones en los territorios fueron las semillas de un trabajo que tocó muchas realidades, y que las transformó para bien.
«Nos volcamos sobre doce municipios, con las autoridades de allí, con los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); hay muchos ejemplos de jóvenes (ayudando) durante meses», recordó Andrés Carvajal. Y ese fue el preámbulo de testimonios que pusieron en claro, como tantas veces en la historia, la certeza de que la resistencia cubana descansa en una humanidad estremecedora, en una posibilidad de prolongarse gracias, sobre todo, a las valentía de nuestros jóvenes.
«Tenemos que enseñar cuál es el cambio que nosotros queremos —dijo Carvajal en otro momento del encuentro—. El cambio que queremos tiene un rumbo y ese es el que nosotros queremos desde las organizaciones: tenemos que incidir más, tenemos que ser capaces de ser agentes de cambio (…) y tenemos el reto (…) de visualizas las luchas cotidianas, las luchas que libramos para tener más oportunidades, para solucionar problemas que tengan los estudiantes».
Las voces de quienes cambiaron realidades
El profesor Alejandro López Llanusa fue el primero en contar una historia. Él dijo trabajar en centros de aislamiento sanitario con jóvenes «maravillosos», a quienes pidió que anotaran, desde sus respectivas especialidades, cuánto se podía hacer para mejorar el uso de la logística de un hospital. Así nació un grupo interactivo para trabajar en el mantenimiento de una institución de Salud, y ese fue el comienzo de una experiencia de enlace hospital—universidad, cuyos resultados podrían, como sugirió el Jefe de Estado, expandirse a todo un sistema.
Varios estudiantes contaron sobre sus vivencias en el SAF. Se sinceraron con inconformidades, con soluciones que podrían aplicarse para que muchos de nuestros ancianos sean mejor atendidos. Y en todos los testimonios primaba la idea de que, quien sienta por Cuba, debe sentir dentro de sí la inquietud por mejorarla.
Los universitarios participaron en las reuniones de los Consejos de Defensa de los territorios a los cuales llegaban, lograron aplicar algoritmos a las manzanas poblacionales, pudieron estar al tanto de cómo se distribuían los productos de alta demanda en las tiendas que tenían bajo la lupa, estuvieron en hospitales pediátricos —una muchacha contó en el encuentro sobre cómo vivía el dolor de abuelas y madres que acompañaban a sus hijos o nietos durante los ingresos hospitalarios…
Ese ejército de jóvenes demostró que las ciencias exactas hacen mucha falta para vivir, y que como reflexionó durante el intercambio Díaz-Canel, el Comercio Electrónico es un camino que debemos aprender a recorrer con mayor habilidad, eficiencia y eficacia.
Con un mundo de conocimientos fueron los muchachos para apoyar ante todo tipo de necesidades: algunos se enfrascaron en medir el uso de la energía eléctrica, otros saben hace mucho tiempo que la luz solar es un recurso aprovechable en múltiples diseños de viviendas. Es lo que dijo allí un ingeniero eléctrico: «La Universidad le puede resolver mucho al país».
Yanet Rodríguez Acosta, profesora de Ingeniería Industrial, contó sobre cómo llegaron a resolver sillas de ruedas para personas necesitadas, e hizo alusión al imprescindible control popular, una premisa de la cual, en estos tiempos, los universitarios han sido protagonistas mientras andaban «metidos» en los problemas de la sociedad.
Ellos hablaron de cómo hay ayudas que tienen gran valor pero no tienen precio. Fue la historia de Miguel González Arzuaga, de 21 años y estudiante de segundo año de Ingeniería industrial: Estuvo laborando en el municipio de San Miguel del Padrón, ayudó a ancianos, conoció los centros de aislamiento. Más de una persona le preguntó si a él le pagaban por lo que hacía. Pero él estaba allí por convicción, y porque un «gracias» le daba sentido a todo.
Daniel Treto López sumó su voz para decir que el Gobierno del país ha sido «franco y sencillo» en la gestión de las informaciones, y que ha llegado a nuestro pueblo «con la gestión de la sinceridad». Propuso que se piense en ellos, los universitarios, para enfrentar desde la inteligencia cualquier desafío de la hora actual.
Palabras de gratitud y confianza
De la madurez que tienen, del espíritu de compromiso, del modo desenfadado pero también comprometido con que han enfrentado un grupo de problemáticas en escenarios complejos, habló el Presidente cubano a los anfitriones de la CUJAE.
«Todas estas ideas que ustedes han expresado las compartiremos con los compañeros del Partido y del Gobierno», expresó el mandatario, quien trajo a colación dos premisas vitales: la inquietud revolucionaria, y la sensibilidad ante los problemas de la población.
Sobre la última cualidad, el Jefe de Estado destacó la necesidad de molestarnos ante lo que no esté bien, y también de ocuparnos, de ver cómo vamos a participar, a apoyar, para poder transformar, para poder proponer y ver cómo podemos crecer en el camino de las soluciones.
El 2020 fue un año durísimo, meditó Díaz-Canel, pero no tenemos que lamentarnos de que haya sido duro, resaltó, porque ese también ha sido el lapso de «aprendizajes tremendos», de oportunidades para crecernos, para probar de qué estirpe somos y cuán fuerte es la Revolución.
No pasó por alto que el mundo se estremeció con la pandemia, pero que el nuevo coronavirus llegó a la Isla cuando esta enfrentaba una situación mucho más compleja, con la aplicación del Capítulo III de la Ley Hemls Burton, con el incremento de la persecución financiera por parte del imperio, y de una presión extraordinaria por cuenta de ese cerco. El imperio, denunció el mandatario, actuó contra Cuba con una «crueldad tremenda» en medio de la pandemia.
El país caribeño, a pesar de todo y como destacó el mandatario, ya tiene tres prototipos de ventiladores pulmonares, diseñados por sus propios hijos, cuatro candidatos vacunales, más de 460 investigaciones, y una larga lista de logros a pesar de todas las adversidades.
Eso, afirmó, nos ha dado aprendizaje y potencialidades para enfrentar cualquier otra problemática.
Al referirse al tesoro que las casas de altos estudios guardan, Díaz-Canel dijo: «Tenemos un sector del conocimiento fuerte que está en nuestras universidades, donde más innovación se genera; queremos un sector productivo que sea innovador». Y seguidamente hizo alusión a la importancia de lograr una buena interconexión entre el sector del conocimiento y ese sistema productivo y de servicios que necesitamos sea innovador. «Hay que fertilizar esa interconexión», puntualizó.
El mandatario compartió su certeza de que si se impulsa la interconexión entre Gobierno—sector del conocimiento—sector empresarial, todo en función del país, y buscando ciencia e innovación, «nosotros vamos a impactar mucho y vamos a transformar mucho, y vamos a llegar más rápido a la prosperidad que tenemos como visión de nación».
Desde luego, como también recordó, «hay que trabajar mucho para eso, hay que ser muy coherente».
Nosotros no podemos perder ni un segundo, resaltó, en empezar desde nosotros mismos la búsqueda del punto de inflexión para cambiar e ir a esa prosperidad deseada.
«Tenemos ya una enorme obra social, pero para tener justicia social hay que tener una economía que la sustente. Ese es el combate de este año», dijo el Presidente cubano a los estudiantes. «El 2021 lo tenemos que hacer mejor nosotros mismos, con nuestros propios esfuerzos», subrayó.
Sobre la sintonía que hay entre la dirección del país y lo que piensan los estudiantes, el Jefe de Estado expresó: «A nosotros nos gusta la cultura del detalle, que haya belleza, que haya eficiencia, que no haya burocracia, que no haya corrupción, que no haya chapucería,que todo funcione y que todo tenga calidad, (…) esa es una batalla grande y la tenemos que librar, y de la que no nos podemos cansar».
De la cultura del diálogo, de cómo sabemos llegar a concensos entre todos, de la tríada innovación— informatización de la sociedad y comunicación, también habló el mandatario.
«Tenemos un compromiso tremendo con ustedes —afirmó— de que juntos podamos seguir perfeccionando el país, de que juntos podamos seguir defendiendo la Revolución. (…) En nombre de todos los compañeros del Partido y el Gobierno les quiero decir que los agradecidos por este encuentro somos nosotros; y nos estaremos viendo en próximos encuentros para seguir aportando ideas», dijo el dignatario.