Por India Alejandra González Molina, estudiante tercer año Gestión Sociocultural para el Desarrollo, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades
Arays Pérez Madraza, es una mujer sencilla, agradable. Es de esas personas que de solo verlas te inspira confianza, que invitan a la conversación amena y sabes que llegado el momento puedes contar con su ayuda.
Arays tambiénn es madre y su hijo mayor, ya asume riesgos propios, responsabilidades y compromisos en los que ella no puede más que acompañarlo con el consejo oportuno y la atención constante.
Julio Emilio Morejón Pérez, es el nombre de su primogénito, quien actualmente cursa el segundo año en la carrera Licenciatura en Lenguas Extranjeras, en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”.
Él, como otros jóvenes de la Casa de Altos Estudios pinareña acumula varios períodos en la Zona Roja del Hospital de Campaña de la Sede “Rafael María de Mendive”.
“La primera vez que me dijo que iba a entrar a zona roja sentí muchas cosas. Esa noche pasaron muchos pensamientos por mi cabeza, sobre todo temor, porque iba a estar en contacto con posibles positivos a la Covid-19”.
rememora Arays Pérez
Sin embargo, la confianza en los protocolos de sanidad establecidos para esta labor y la responsabilidad de su hijo la hicieron entender el bien mayor por el que él asumía la tarea.
No obstante, en ninguna de las tres ocasiones en las que Julio Emilio ha entrado a un hospital de campaña para apoyar en labores higiénico-sanitarias su temor desapareció.
Refiere que la comunicación ha sido clave para mantener la calma, pues asegura que nunca la pierden y ella al igual que el resto de la familia están siempre al tanto de todo cuanto sucede con cada miembro.
Piensa que:
“Esta experiencia ha contribuido en su desarrollo personal y creo que en su profesión le va a ser útil. Además, con su incorporación a la zona roja nos ha dejado bien claro su disposición de cumplir con las tareas que se le asignen, cosa que le será de mucha utilidad para su desempeño futuro”.
Desde que venimos al mundo nuestras madres hacen todo lo posible para alejarnos del peligro, mantenernos a salvo y felices. No importa la edad, las metas ya cumplidas o propuestas, siempre querrán que cada cosa sea segura.
Por eso el miedo no la abandona y sigue la preocupación cuando Julio dice: “mamá en unos días entro con los muchachos”, pero Anays es capaz de ver más allá de ese momento, de ese sobresalto que la arropa, porque sabe que su hijo va a hacer el bien por y para otros. Se que es la madre a la quienes otros le dicen “que niño más bueno tú tienes”.
