Las tres sedes de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca funcionan como extensiones hospitalarias para pacientes de bajo riesgo ante la COVID-19
Por Dorelys Canivell Canal (tomado de Juventud Rebelde)
PINAR DEL RÍO.— Todavía las palabras de aquel señor dan vueltas en su cabeza: «Hoy te quise como a un hijo». Por primera y única vez, Adriel Chávez Gallardo, estudiante de 2do. año de Español-Literatura y presidente de la FEU en la Facultad de Educación Media, casi violó el protocolo y se acercó más de lo debido al paciente.
El abuelo era diabético, tenía las piernas hinchadas y necesitaba ayuda para llegar hasta el taxi que lo trasladaría al hospital León Cuervo Rubio, de la capital vueltabajera. En un abrir y cerrar de ojos sintió cómo lo sostenían por el codo y encontró un puntal que no lo dejaría caer.
Pero más que un sostén halló una fuerza que lo ayudaría a seguir adelante, a enfrentar la situación engorrosa que la vida le había deparado, y entendió entonces que con los jóvenes voluntarios de la sede Rafael María de Mendive podría contar siempre.
Nunca supo su nombre ni municipio de residencia, había sido remitido de otro lugar y en menos de una hora fue llevado a la institución de salud. En ese breve tiempo conoció el anciano la valía de estos muchachos, que, entre otras atenciones, le pusieron en el bolso una cajita de comida de las suyas porque ya había pasado el horario de almuerzo.
El joven Adriel Chávez durante las tareas de desinfección de las áreas. Foto: Cortesía de los entrevistados
Protagonistas de su tiempo
Julio Emilio Morejón Pérez, estudiante de 1er. año de Licenciatura en Educación en Lenguas Extranjeras y presidente de la FEU en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, también estuvo junto a Adriel en la sede Mendive de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca(UPR): «El 24 de octubre entré a Zona Roja con nueve compañeros, todos integrantes del contingente universitario Hermanos Saíz Montes de Oca, creado con el fin de colaborar en el enfrentamiento a la COVID-19. Imagínate que me tocó trabajar en el bloque donde estaban los niños», rememora.
También Osbel Benítez Polo, jefe del Departamento Informativo de Radio Guamá y antes profesor adjunto en la Hermanos Saíz, decidió en sus días de vacaciones irse a ayudar a los colegas de la facultad. Él entrevistó para JR a otros voluntarios al interior de la Zona Roja, quienes le explicaron que allí suben y bajan todo el tiempo los cinco pisos para hacer la limpieza, repartir desayuno, almuerzo, comida y merienda, servir como mensajeros y cambiar la ropa de los aproximadamente 80 pacientes.
Cuenta Osbel que un día una señora mayor lo veía pasar de un lado a otro sin pronunciar palabra, hasta que él se le acercó y preguntó por su estado de ánimo, notablemente triste: «Es que mi hijo es positivo y yo no sé de él ni de mi esposo», respondió angustiada, casi entre lágrimas. Osbel sacó su teléfono y se lo extendió. Escuchó a la mujer hablar con su hermana y saber aliviada de los destinos de la familia. Antes de colgar, dijo: «Esto no será un hotel, pero no necesito nada más; el celular es de un muchacho que trabaja aquí».
Otro de los voluntarios es Yusnel Ramos Barrera, quien vive en San Juan y Martínez y trabaja en la UPR. Al momento de nuestra entrevista permanecía en Zona Roja y nos contó cuán provechosa había sido la experiencia: «Lo más interesante es cómo tratamos de ayudarnos entre nosotros mismos y también a los pacientes. A los que han cumplido años aquí, por ejemplo, hemos tratado de hacerles el día lo más ameno posible».
Compartiendo las tareas con Yusnel y Osbel está Dayessi González Ramos, quien cursa el 2do. año de Derecho: «Me siento satisfecha porque colaboramos con la salud de otras personas. Estoy comprometida desde el punto de vista humano. Le prometí a mi familia que me iba a cuidar y eso he hecho. Creo que lo más relevante es, sobre todo, intentar que los pacientes se sientan mejor. Hubo una muchacha que cumplió 15 años y tratamos de que fuera feliz ese día».
Grupo de voluntarios de la sede Rafael María de Mendive junto a una niña que se va de alta. Foto: Cortesía de los entrevistados
La UPR como hospital
José Almeida Cordero Mederos, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, se desempeña al frente de la extensión hospitalaria que está habilitada en la sede Saíz de la UPR, con capacidad para 81 personas, a la cual sus muchachos se han empeñado en llamar «hospital de campaña».
Allí se recibieron los primeros pacientes en la noche del 3 de noviembre. «El día 4 por la mañana se hizo la convocatoria y por la tarde ya había cuatro profesores de Industrial limpiando en Zona Roja. Se hace una rotación cada diez días— precisa—, pero esos primeros asumieron prácticamente la tarea de ocho y el hospital estuvo a plena capacidad».
Aclara que los pacientes están concentrados en el Edificio Dos de la residencia estudiantil, mientras en el Edificio Uno permanecen los profesores y médicos que prestan servicio: «También tenemos voluntarios en la limpieza y desinfección de la Zona Verde, que es como hemos llamado a las áreas que rodean a la Roja. Ahí se baldea a diario, se aplica hipoclorito y se recogen los desechos de los jardines, todo dos veces al día. Los equipos de trabajo se organizan en las facultades y departamentos de la Universidad», argumenta.
Mario Luis Gómez Ibizate, vicerrector primero de la UPR, se mantiene al frente de la extensión hospitalaria de la sede Rafael María de Mendive desde inicios de la pandemia. La instalación, que se habilitó como centro de aislamiento desde marzo, cuando se dieron a conocer los primeros casos de COVID-19 en Cuba, tiene una capacidad de 130 camas. Ha servido para atender a viajeros, a contactos y a sospechosos. Desde esta extensión han salido más de 40 casos positivos a la COVID-19.
«Desde el primer día profesores y estudiantes de la institución docente han permanecido como voluntarios. Hay que reconocer el trabajo de la FEU y la UJC —señala el Vicerrector— el cual ha sido sostenido y muy disciplinado. Además hemos sido atentos con cada solicitud de Salud Pública para la actualización de los protocolos.
«Debemos agradecer el apoyo del Gobierno, de Salud, del personal del Minint, del Sindicato de la UPR y su administración, y en especial de los trabajadores de servicio de la escuela», reconoce Gómez Ibizate. A los voluntarios que entran al aislamiento se les suman alrededor de 160 trabajadores y estudiantes que han pasado por Zona Verde en este lugar. Yorki Mayor Hernández, rector de la casa de altos estudios vueltabajera, explicó a JR que desde el momento en el que se les dio la tarea, no han sido pocos los casos positivos que se han confirmado en estos centros, por lo que el cumplimiento de las medidas sanitarias y de los protocolos por parte de sus muchachos ha sido vital. Fundamentalmente los que laboran en las sedes Mendive y en la Saíz, pues aunque la sede Nancy Uranga también se habilitó como extensión hospitalaria, en su Zona Roja no prestó servicios el personal voluntario de la UPR.
Lo que más llena de orgullo a la Universidad es que los equipos de trabajo han estado integrados por dirigentes de la FEU, decanos de las distintas facultades, jefes de departamentos, doctores, militantes del Partido y la UJC… Además han mantenido personal de apoyo en las labores de limpieza del hospital Abel Santamaría por más de un mes.
Y si importante ha sido el papel de su personal docente y alumnos, el rector se empeña en destacar la labor que a diario realizan las cocineras, los choferes, todo el personal de servicio, que no ha tenido descanso ni un día, pues allí no solo permanecen los pacientes, los trabajadores de la salud y los de la misma universidad, sino que están también, en otra parte de la residencia, los estudiantes extranjeros, a los cuales hay que garantizar un grupo de atenciones.
La institución docente se ha convertido en tres instalaciones de salud. Su aporte ha sido vital en el enfrentamiento a la COVID-19 en una provincia que después del 6 de octubre ha tenido el mayor rebrote y permanece en fase de Transmisión Autóctona Limitada.
Sus jóvenes prevén festejar el próximo 20 de diciembre el aniversario de la FEU desde cada una de las instituciones hospitalarias radicadas en las sedes de la UPR, donde se puede decir otra vez que «la mayor gloria del mundo cabe en un grano de maíz».
Varios pacientes dejaron en Facebook su agradecimiento a los jóvenes universitarios que laboran como voluntarios. Foto: Cortesía de los entrevistados