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Torres, el profesor

Escrito por dcom

Por: Elizabeth Colombé Frías

Jesús Torres Domínguez tiene 66 años y agazapados en ellos: una licenciatura en Educación en Producción Vegetal, un doctorado en Ciencias Pedagógicas, la categoría docente de profesor titular desde 2009 y 31 premios a la Academia de Ciencias de Cuba. Tres décadas engullidas en la educación superior, entre la Universidad de Ciencias Pedagógicas y la Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca (UPR).

Y como peregrino de fábula o como un síntoma de atisbo de luz sin palidecer, recuerda el año 1979 cuando comenzó, según él, motivado por la carencia de profesores, «a cumplir esa honrosa misión en el Instituto Politécnico de Agronomía “Pedro Concepción Tamargo” en Consolación del Sur».

Hoy olfatea cada uno de sus antiguos pasos, de cuando era un joven que desafiaba cualquier tarea, de la etapa en la que, junto con sus compañeros, fue constructor antes que maestro, de su implicación en la formación técnicos, licenciados y agrónomos.

Durante mi travesía en el proceso de formación me crucé, muchas veces, con docentes sin vocación y otros excelentes,  de ambos aprendí, lo bueno y malo, descartando lo que debía ser y lo que no.

«Como todos, tropecé y me caí; sin embargo, no fue motivo para desistir, al contrario, fue un impulso para ser cada día mejor profesional.

«Afortunadamente, tuve la oportunidad de iniciar mis prácticas profesionales en una institución de la Educación Técnica y Profesional donde recibí el apoyo de docentes que con sus experiencias, me ayudaron y apoyaron para que mi adaptación fuera lo más rápido posible y mi desenvolvimiento de la mejor manera, con el ánimo siempre de aprender y seguir adelante.

«Las experiencias de estos años permitieron los resultados del trabajo, que hoy se encuentran reflejadas en Méritos y Distinciones obtenidas durante el desempeño profesional, se destacan:

«Distinción Especial del Ministro de Educación Superior, reconocimientos del CITMA, Cuadro destacado por varios cursos escolares, Reconocimiento Especial  del Rector de la UPR, vanguardia provincial y  nacional de la Educación, todas las medallas del Educación Superior, diploma de Honor de la Universidad de Pinar del Río,  premios al mérito científico, Premio Nacional del Barrio,  la FEU , Tiza de oro y el reconocimiento por cumplir el compromiso más allá de lo establecido en la integración Cuba-Venezuela, entre otros». 

¿Qué significa para usted la Universidad de Pinar del Río?

Significa una bella experiencia laboral, es la que ha contribuido al crecimiento personal y profesional, es identidad, pertinencia, orgullo, es amor y dedicación, es la que defendemos día a día, es donde disfrutamos de nuestras victorias, sin duda, nuestra casa de altos estudios que va por la excelencia.

Los tiempos cambian, qué tanto ha cambiado usted como profesor desde los inicios hasta hoy

En los inicios era un simple profesor que daba mis primeros pasos con carencias en la formación. Hoy soy un profesional que he ganado en experiencia pedagógica, que contribuyo siempre con los demás, que hago transferencia de lo aprendido, cumplidor de la ética. Soy un profesional que siento el cariño y respeto de mis compañeros a los cuales admiro.

¿Qué le ha aportado a usted ser profesor?

El orgullo de haber contribuido a la formación de las generaciones presentes y futuras, saber que hay estudiantes que me respetan y quieren mucho durante toda la etapa de mi vida, posibilidad que tuve  de aportar un granito de arena a la Educación cubana.  

¿Qué ha aprendido de sus estudiantes?

Con frecuencia, consideramos por hecho, especialmente en el sistema convencional, que los estudiantes vienen a la escuela a aprender y los docentes a enseñar.

Sin embargo, en realidad, en cualquier proceso de enseñanza aprendizaje, lo que se produce es un intercambio personal profundo en el que todas las partes implicadas crecen, aprenden y enseñan al mismo tiempo.

En estos años de experiencia como docente he aprendido de mis estudiantes, a tener paciencia, a que la amabilidad es, probablemente, la más noble de todas las virtudes, que es nuestra elección entrar en el aula cada mañana con una sonrisa y disfrutar de lo que hacemos.

Ellos me han enseñado que las cosas más importantes que se aprenden no vienen en los libros de textos: a respetar a la persona que tengo al lado, a debatir y discrepar desde el respeto y la tolerancia, a resolver conflictos de manera pacífica. Me han enseñado que todos tenemos cosas que aprender y que enseñar, que las cosas más importantes no se pueden cuantificar, que la vida es un aprendizaje continuo donde nos acompañamos mutuamente.       

¿Cómo ve a los profesionales del futuro?

Sin lugar a dudas, he pensado siempre, que deben ser mejores que nosotros, comprometido con su tiempo, preparados para enfrentar el proceso productivo que demanda la sociedad, si queremos defender las conquistas hay que trabajar-trabajar y trabajar, aunque son diferentes generaciones que se diferencias algunos por su forma de pensar y en ocasiones asumen posiciones que las mueve el factor económico.

¿Qué lo motiva en su vida profesional?

La necesidad de seguir formado las futuras generaciones de licenciados e ingenieros agrónomos del país, por ser un profesional comprometido y defensor de las ideas de nuestros mártires y seguidor de las ideas de Fidel.

¿Teme haber sido injusto con algún estudiante?

 Ser justo es un principio que lo aprendí con el ejemplo de mi padre, en las relaciones que he establecido con los estudiantes desde mis primeras experiencias hasta la actualidad, nunca he sido injusto con mis estudiantes, a los cuales siempre les brindo cariño, sinceridad y respeto, desde las primeras generaciones a los cuales inculque modos de actuación, valores y siempre he logro la transferencia de lo aprendido desde un rigor científico, me siento contento con la obra realizada, aunque no satisfecho.   

¿Qué modificaría y qué no de su trabajo?

Las reflexiones deben estar encaminadas a la capacidad que tenemos, como universidad del siglo XXI, de comprender y asumir  que estamos ante un claro camino para construir y comprender la universidad como comunidad ética, ya que desde este modelo formativo estamos apostando por una institución capaz de formar excelentes profesionales, buen nivel de formación, capacidad de innovar e internacionalización ; guiados a la vez por una ética de la responsabilidad, orientada al logro de resultados no solo profesionales, sino también sociales y éticos.  

¿A qué dedica su tiempo libre?

Del escaso tiempo libre, lo dedico a estar en familia, estudiar, escribir literatura para mis estudiantes, ver la televisión y dedicar tiempo a la atención de un área productiva en un proyecto de desarrollo “El Algarrobo” dirigido a la producción de alimentos, resultados que se comparten en las comunidades, la Casa de niños sin aparo filial y la familia.  

¿Cómo se describe ?

Soy un revolucionario cubano, con cualidades humanas como muchos, de excelente relaciones sociales y familiares, sencillo, trabajador responsable, los modos de actuación se corresponden con la condición de educador de las nuevas generaciones de profesionales competentes formado por la Revolución, portadores de nuestros valores más genuinos, comprometidos con nuestra sociedad.

*En la actualidad, Jesús Torres Domínguez se desempeña como jefe del Departamento Agropecuario de la Facultad de Ciencias Forestales y Agropecuarias en la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca.

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