Por Edenia Abreu Hernández
Quien transite por estos días las calles pinareñas, ya sea en el centro de la ciudad o en sus periferias, difícilmente se fijará en las peculiaridades de su arquitectura, en la simpatía de los pobladores o en lo colorido de algunos establecimientos.
Y es que desde hace ya más de una semana, en el paisaje urbano lo que más llama la atención son esas cintas amarillas que intentan delimitar aquellas viviendas aisladas por la presencia de algún contacto sospechoso a la COVID-19.
En un contexto de nueva normalidad por el que comenzó a transitar desde el pasado 12 de octubre la mayor parte del territorio nacional, Pinar del Río batalla por controlar un rebrote que, desde el día 23, hizo retroceder a la provincia a la fase de transmisión autóctona limitada, con contagios en siete de sus once municipios.
El mayor número de casos confirmados últimamente en el país se concentran en el occidental territorio y, dentro de ella, la ciudad cabecera lidera en contagios. Esto provoca una situación compleja y tensa para todos. Aumenta la preocupación si recapitulamos que, en una semana, la provincia superó significativamente el número de enfermos por coronavirus que los diagnosticados en los seis meses precedentes.
Con un acumulado de más de 500 casos confirmados, hoy Pinar del Río asume la modalidad de cuarentena desde el hogar para aquellos contactos de contactos, evitando de esa manera, el colapso de los centros asistenciales de salud en la provincia.
Para estos casos, que ya se acumulan un buen número en la ciudad, las autoridades sanitarias piden aplicar las mismas medidas higiénicas que se deben tomar fuera de casa. Entre ellas, es indispensable el aislamiento del contacto dentro del propio hogar y el uso del nasobuco a tiempo completo para el resto de los familiares residentes en la vivienda, evitando así la posible propagación de la enfermedad dentro de la casa.
De igual manera, la desinfección de superficies con soluciones alcohólicas, desinfectante o cloro, es de vital importancia en estos casos, a los cuales también se les mantiene un seguimiento especial por la atención primaria de salud.
A pesar de esas nuevas medidas, la búsqueda de posibles contagios incluye también a cientos de personas que por ser contactos directos de casos confirmados permanecen en los centros de aislamiento.
La experiencia adquirida durante este período nos advierte sobre la manera sutil con que actúa el nuevo coronavirus y el comportamiento de alzas y bajas que aparece en las curvas, por lo que no hay razones para asombrarse si en la ciudad apenas se hubiera diagnosticado un caso entre el sábado y el domingo pasados y luego, durante los próximos días, llegaran sin aviso números que, para algunos, fueron inesperados.
El objetivo supremo de la provincia hoy es cortar, cuanto antes, la transmisión de la enfermedad. Una intención que marcha aparejada a los protocolos surgidos de la experiencia nacional e internacional, los cuales incluyen la participación disciplinada y autorresponsable de la población.