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Profesor Tomás Puentes de Armas: entre el ser humano sencillo y el gran hombre de ciencias

Escrito por dcom

Facilitado por la profesora Xiomara Morejón, esposa de Tomás Puentes. A un año de su desaparición física sirva esta crónica para recordar su esencia.

El profesor Tomás Puentes de Armas nació el 21 de diciembre de 1952 y murió el 30 de junio de 2022. Comenzó su vida profesional en 1973 como Maestro de Enseñanza Elemental de Adultos en la provincia Pinar del Río, cuatro años después se graduó como profesor de Secundaria Básica. Obtuvo certificación por tres Especialidades: en Biología (1982) por sus estudios en el Instituto Superior Pedagógico Rafael María de Mendive, en Didáctica de la Biología (1987) y en Higiene de niños y adolescentes (1989) en el entonces Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Realizó la Maestría en Educación Especial en el Centro Latinoamericano para la Educación Especial (CELAEE) en el año 2002, el Diplomado en Logopedia en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, tres años después y obtuvo su título de Doctor en Ciencias Pedagógicas en 2013.

Fue autor de un texto sobre la atención educativa a los educandos con discapacidad físico-motoras (Puentes, 2005) y publicó artículos en revistas de alto impacto como resultado de sus investigaciones en Educación Especial y en la formación de sus profesionales. Tutoró tesis de doctorado, maestría y pregrado, por lo que obtuvo premios, distinciones y medallas a diferentes niveles.

Formó una familia excelente con la Dr. C. Xiomara Morejón Carmona, de cuyo matrimonio de 40 años nació su hijo, Junnior Puentes Morejón, razón de su mayor esfuerzo para ser cada día un mejor profesional, ser humano y padre. Solía decir que su mayor “aporte genético” estaba en su nieta Camila Puentes, a la cual dedicó su lado más tierno y paternal.

Amó la literatura clásica, el cine, el periodismo crítico e histórico y la palabra “profesor”, la que decía “era necesario merecer”. Tenía una gran capacidad para explicar la realidad geopolítica en breves palabras y su cultura general era melodía para sus diálogos. Escuchaba a Joan Manuel Serrat, disfrutaba un buen café entre amigos y “pudo vencer el cigarro” aunque siempre lo extrañó. Odiaba el tedio, la pérdida de tiempo, la conversación vacía, las largas reuniones y la falta de límites.

A lo largo de su vida profesional su estandarte fundamental fue el cultivo de su conocimiento y su interés fundamental constituyó la formación de las nuevas generaciones de maestros, con un alto dominio de la ciencia y sus herramientas para ser empleadas en la educación. Su pasión por las Ciencias Biológicas lo dotó de un vasto arsenal de recursos de investigación para la comprensión de la relación existente entre los binomios cerebro-cuerpo y aprendizaje-conducta.

Una de sus grandes satisfacciones fue su entrada en funciones de jefe de disciplina de Anatomía y Fisiología Humanas, en lo que hoy sería el departamento de Educación Especial por el año 1992. La profundización en las diferentes bases biológicas de las causales que generan las diferentes discapacidades se convirtieron en acicate para un lector voraz, curioso, cuestionador y con un pensamiento crítico audaz.

Como parte de su labor docente en la educación superior vinculado a la Educación Especial fue pionero en la integración de los adolescentes con discapacidad a la enseñanza secundaria básica regular junto a funcionarios de la Dirección Provincial de Educación; participó en los programas de perfeccionamiento de la enseñanza de los sordos e hipoacúsicos pinareños, fue invitado en numerosas ocasiones a trabajar temas relacionados con las discapacidades sensoriales, las alteraciones del lenguaje, los síndromes genéticos, la atención a los cuidadores, a la discapacidad múltiple, el trastorno del espectro de autismo y la atención integral a los niños, jóvenes y adultos con discapacidad físico-motora.

En los últimos años, dedicó todos sus esfuerzos a los estudios de la relación existente entre las neurociencias y la educación. Era su criterio que las principales barreras a ser derribadas en la formación de los maestros en general y de Educación Especial, en particular, relacionados con este campo del saber estaban en “la actitud «conservadora» de no biologizar la práctica pedagógica referida a la identificación y atención de las necesidades educativas especiales asociadas o no a la discapacidad” (Puentes y Sánchez, 2019, p.335).

La sentencia anterior no negaba el ser bio-psico-social, sino que defendía la necesidad de no perder de vista las bases biológicas de cada especialidad y sus aportes a la práctica pedagógica. Sin embargo, su principal legado se reconoce en la formación inicial y continua. Se dedicó a mediar entre sus estudiantes (tanto de pregrado, como de posgrado) y la búsqueda del conocimiento, con métodos que exigían la más constante disciplina.

Contribuyó a la formación de estudiantes de más de 14 países, entre los que están, Sahara Occidental, República de Mali, Guyana, República Popular del Angola, Bolivia, República Bolivariana de Venezuela, Ecuador, entre otros. Sus estudiantes, lo recuerdan como un ejemplo a seguir y como uno de las mayores influencias en su perfeccionamiento como profesionales y seres humanos.

El profesor Tomás Puentes, fue un amante de la obra de Vigotsky y sus continuadores. Coleccionaba reflexiones, notas y obras de muchos de ellos. Velaba con celo la presentación de cada aporte científico en su momento histórico y ofrecía un tratamiento ético a los entramados de relaciones que había entre los autores. No es descabellado que defendiera las raíces de la neurosicología, del estudio del movimiento y de sus aportes a la Pedagogía Especial en la escuela Histórico Cultural, sin desestimar la valía de otras escuelas y corrientes sicológicas.

Amó y estudió con vehemencia la vida y legado de Luria. Muchos de sus estudiantes recordarán las grabaciones sobre la Teoría de las unidades funcionales y su relación con los procesos de la actividad nerviosa superior, debidamente actualizados con búsquedas de los últimos cinco años y el papel de Cuba en las investigaciones en el campo de las neurociencias.Con similar pasión seguía la obra de grandes pedagogos cubanos y de universidades que se destacaban en las contribuciones afines a sus inquietudes.

De igual forma incentivó a sus estudiantes investigadores, aquellos que tenían la osadía de seguirle, a cuestionar, preguntarse y sacar conclusiones, en ocasiones en oposición a sentencias leídas en libros, artículos o discursos.

El reto al intelecto humano, fue siempre un método eficaz en la selección de su equipo de trabajo. Reconocidos son los debates entre la motricidad, la sicomotricidad y la educación motora entre él y sus estudiantes. En ningún momento vetó o rechazó un pensamiento divergente inteligente.

Sus vínculos con la otrora Facultad de Ciencias Médicas de Pinar del Río, el Centro Provincial de Genética Médica, las asociaciones de personas con discapacidad, el Ministerio de Educación, entre otros sectores e instituciones; lo llevaron a defender a ultranza el trabajo interdisciplinario e intersectorial. Defendió que el docente no podía ser un ente pasivo, ni podía creer a ciegas en la palabra de “otros especialistas”, sino que debía dominar un diálogo común con aquellos profesionales que tuvieran puntos de intersección con las problemáticas que enfrentaban. Cuestionó la teorización en la enseñanza pedagógica, al mismo tiempo que la práctica sin un sustento científico.

Amó la universidad, como a sí mismo; se esforzó por cumplir sus funciones hasta el último momento. Consideraba que “la discapacidad, la variabilidad en el desarrollo, la diversidad funcional, eran términos que requerían una toma de posición en las políticas universitarias que, junto a la cultura y las prácticas inclusivas, permitieran una «nueva realidad» con mayor equidad. Para lograrlo, convocaba a una respuesta diferenciada a todo lo que fuese desigual en su génesis, en pos de alcanzar una mayor igualdad entre los seres humanos”. (Puentes y Sánchez, 2021)

El profesor Tomás Puentes de Armas, constituye un ejemplo de profesor Titular. Consideró que en los momentos actuales era necesario el trabajo colaborativo, interseccional, lo que lo llevó a identificar un grupo de ideas que servirían de inicio de la línea de investigación de “Las neurociencias y la Educación Superior” del proyecto I+D+i “Universidad-diversidad, en la formación de los profesionales para un desarrollo inclusivo y sostenible” (UDDIS).

Entre estas ideas están:
la necesidad de perfeccionar el currículo de la educación infantil en el tratamiento de las neurociencias
las limitaciones prácticas que traen los neuromitos
las carencias en la práctica pedagógica de demostraciones de impacto de corrientes asumidas
el marco dialógico común entre especialistas médicos y educacionales
la prioridad de profundizar en los mecanismos lingüísticos y su relación con Logopedia
las incongruencias entre el tratamiento de los contenidos psicológicos y las bases biológicas
el tratamiento de las bases biológicas en las investigaciones pedagógicas
el debate en torno a la veracidad de la neuroeducación como ciencia, entre otros.

Al finalizar el año 2022, en reconocimiento a su labor científica, se aprueba la línea de investigación “Las neurociencias en la educación”: Dr.C Tomás Puentes de Armas in Memoriam, como parte de la Cátedra Honorífica Svetlana Akudovich.

Estas ideas inconclusas, constituyen un faro de luz a la ciencia, un legado que con toda su osadía, deben continuar las actuales y las nuevas generaciones, al reconocer que para “cerrar la brecha entre lo que se sabe y lo que se hace” solo se reconoce el camino de la ciencia; siendo esta la principal vía de homenaje a quien tanto sembró y gestó.

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