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Cuba Entrevista

Raima, entre la psicología y la radio

Escrito por dcom

A propósito de celebrarse este 3 de diciembre el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, JR dialoga con esta joven vueltabajera, que ha aprendido a romper tabúes

Por Dorelys Canivell (tomado de Juventud Rebelde)

PINAR DEL RÍO.— Raima lleva una vida agitada, imparte clases en la Universidad y trabaja en Radio Guamá. Desde muy temprano supo que le gustaba la sicología, y después de estudiar un año Periodismo decidió hacer un cambio de carrera, pues entendió que desde otras especialidades también podía trabajar en la radio, una de sus pasiones.

Entonces hizo Sicología en el Pedagógico y ha unido ambas vocaciones en un programa de orientación que se llama Muros y puertas.

Sin embargo, donde Raima encuentra mayor satisfacción es en poder decir que su realización profesional va anclada al apoyo y amor de la familia. Su madre, refiere, «es fuerte e inteligente, siempre capaz de seguir adelante», y su papá, «un hombre que ofrece plena confianza, que da mucho aliento». Su esposo, con quien comparte la locución y proyectos de vida «es un verdadero compañero».

Por eso Raima González Benítez, quien tiene 27 años, otorga una prioridad incuestionable a la familia: «Pienso que uno no sabe el tiempo que va a tener consigo a sus seres queridos y por eso siempre hay que decirles y demostrarles lo importante que son para nosotros, el lugar que les otorgamos en nuestra vida.

«También dedico tiempo a mi superación, desde el punto de vista personal y profesional, porque siempre hay oportunidades para crecer y ser mejores seres humanos. Las dos profesiones que he escogido demandan mucho estudio».

Rayma es ciega de nacimiento, cursó sus estudios primarios en una escuela especial y aprendió a abrirse camino en la vida: «Siempre causo curiosidad entre mis colegas de trabajo. Me preguntan ¿Cómo lo haces, de qué manera? Pero pienso que lo hacen sanamente y también para comprender, para conocer. No me incomoda cuando las personas se me acercan y me hacen ese tipo de preguntas».

—¿Consideras que aún persisten actitudes discriminatorias en la sociedad cubana hacia las personas con alguna discapacidad?

—Encuentras lugares, instituciones, personas con actitudes discriminatorias. La sociedad cubana trabaja por ser cada día mucho más inclusiva, pero aún te tropiezas con ese tipo de personas que no creen que uno pueda realizar determinado trabajo por tener una discapacidad.

«A veces en la calle alguien quiere preguntarte algo o saber de ti, y en lugar de preguntar directamente lo hace al del lado, como si uno, además de no ver, no pudiese hablar. Eso ocurre, a pesar de que se trabaja mucho para que la sociedad cubana cambie en ese sentido.

«Mi consejo es que la persona con discapacidad demuestre con la calidad de su trabajo hasta dónde es capaz de llegar».

—¿Te ha costado trabajo abrirte camino en el ámbito laboral?

—La radio es una escuela en la que no solo he aprendido técnicas de locución, sino también he adquirido y desarrollado habilidades comunicativas. Ante esa necesidad constante de superación, de estudio, también me he apropiado de recursos para escribir guiones radiales. Puedo decir que la radio me ha ayudado a crecer como ser humano. Comencé muy joven, con apenas 17 años y siento que he madurado dentro de ella.

«En la Universidad es también como una familia. Nunca ha habido ningún tipo de discriminación; siempre me respetan, me toman en cuenta para todo lo que se va a hacer. Agradezco mucho a la jefa del departamento, de la carrera, a todos los compañeros, y también al rector, quien siempre estuvo muy de acuerdo en que yo pasara a formar parte del claustro».

—¿De dónde viene esa pasión por la radio?

—Desde pequeña me atraía. Ha sido muy importante en mi vida. Mis padres trabajaban y pasaba el día al lado de mi abuela; en la casa nunca faltaba un radio, y se escuchaba todo tipo de programas. En mi cuarto siempre ha existido uno.

«Cuando era niña, mi mamá me llevaba los sábados al programa La Escuela del Aire, que es el más antiguo de la Radio Cubana, y ahí me fui adentrando en el medio. Yo recuerdo que cuando otros niños preferían jugar, a mí me encantaba soñar que sería locutora y creaba mis propios programas.

«En el preuniversitario escuchaba Toque Joven, que era un proyecto de la emisora, y un día tuve la posibilidad de formar parte de su colectivo. Me hicieron una pequeña prueba y me mantuve haciendo colaboraciones durante aproximadamente cinco años. Muchas veces llegaba en uniforme y apenas me alcanzaba el tiempo porque había que hacer un trabajo de mesa previo. Ya graduada de la Universidad pude incorporarme a un curso de locución que abrió la emisora.

«Actualmente realizo varios programas fijos, dos de ellos musicales y variados. El otro es un espacio de orientación sicológica en el que tengo además la posibilidad de escribir, y ello demanda una mayor preparación. Muchas veces parto de temáticas sugeridas por la propia audiencia».

Dicen que uno se enamora de la radio y una vez que se está dentro de ella ya no puedes salir. ¿En qué piensas cuando estás en cabina?

—Cuando estoy en cabina me concentro en mi trabajo y pienso en la importancia de hacerlo de manera coloquial, que a las personas les llegue, les guste… pero que además les sea constructivo y le puedan sacar provecho para su vida. A veces trabajamos por la mañana y luego de nuevo por la noche. Es agotador, pero lo hago con mucho cariño.

—¿Cuáles son los desafíos de la radio en estos tiempos?

—La radio cada día tiene que reinventarse, tiene que parecerse más a su público, a su audiencia; sobre todo hoy, cuando no solamente están los medios oficiales, sino también medios alternativos y las redes sociales acaparan mucha atención.

«Pienso que la radio nunca se va a acabar, y cuando tú realizas un programa percibes cuántas personas lo escuchan aún. Existen falsos criterios y mitos de que no se escucha, y no es así: tiene protagonismo y recibimos esa retroalimentación. Solo hay que buscar la forma de llegar a la audiencia, de ser atractivos. No podemos cansarnos de crear, de hacer algo diferente».

—¿Crees que la sociedad actual facilita el crecimiento y desarrollo de las personas con discapacidades?

—Creo que sí hay oportunidades para el crecimiento profesional. Sucede que en ocasiones no se aprovechan por condiciones objetivas, o por decisiones de la familia. A veces, cuando se tiene un hijo con discapacidad se piensa que es mejor que esté en casa, que no se enfrente a la vida laboral porque le va a ser difícil, y entonces esas actitudes de discriminación vienen del propio hogar.

—¿Funciona la Anci como una asociación que apoya la inserción en la sociedad de las personas débiles visuales y ciegas?

—Sí, y también cumple función de asesoría, orientación, apoya a las familias… Pienso que lo más importante es verla como espacio de socialización en el que puedes conversar, intercambiar con personas que viven con una misma discapacidad. Y ayuda cuando alguien, por ejemplo, pierde la visión por accidente o por determinados factores, y encuentra a otros miembros con los que puede dialogar».

Raima se ha propuesto ayudar desde su formación como sicóloga. En su empeño le ha servido la radio, ese medio del que está segura no podrá desprenderse nunca, porque en él encontró el amor, la compañía y su realización profesional.

Más tarde vendrán los hijos, nos dice, y mientras se abre paso en la vida a golpe de esfuerzo y sacrificio, nos convence cada día de que ponerle empeño y consagración a aquello que le gusta, es la clave para ser feliz.

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